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Estados Unidos Estados Unidos · Nashville
Voto de Erin and Anton Garcia:
8
Musical. Romance Encantador y romántico musical que marcó el paso de muchos de los posteriores. Un sastre de París y una princesa se enamoran en esta obra maestra con el gran Maurice Chevalier. (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2006
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la llegada de las películas sonoras en 1927, con "The Jazz Singer" de Al Jolson, el cine musical experimentó un boom que continuaría hasta bien entrados los años 40. Y "Love Me Tonight" tuvo mucho que ver con este despertar del musical, por cuanto marcó la pauta que seguiría el género en los años inmediatamente posteriores. Como suele ser el caso en este tipo de películas, el argumento no es lo más importante: en cierto modo, no pasa de ser más que una adaptación del ya muy trillado tema de "La bella durmiente", pero aderezado con unos toques magistrales que solamente podían llevar la firma de un grande como Rouben Mamoulian. De hecho, el director utiliza todo tipo de trucos técnicos, llevando hasta el extremo las posibilidades de la cámara en una época tan relativamente temprana de la historia del cine. Mamoulian no sólo usa la cámara rápida, sino también la cámara lenta en algunas ocasiones, práctica verdaderamente innovadora en la época.

La música de "Love Me Tonight" corre a cargo de Richard Rodgers y Lorenz Hart, uno de los dúos de más éxito del Tin Pan Alley neoyorkino, por estos años todavía debutantes en el cine. Así, los mejores momentos del filme suelen estar salpicados de magníficas canciones como "Lover", "Mimi" o "Love Me Tonight", interpretadas por el siempre excelente Maurice Chevalier y Jeanette MacDonald, que también hizo buenos musicales junto a Nelson Eddy. El carisma de Chevalier es uno de las características sobresalientes de la película, a pesar de (o quizá más bien debido a) su marcado acento francés. Chevalier encarna a Maurice Courtelin, sastre parisino que viaja al palacio de un duque para cobrar unas deudas y acaba haciéndose pasar por barón y enamorándose de la princesa Jeanette (MacDonald). A partir de ahí se suceden los números musicales, muchos de ellos teñidos de un absurdo encantador, mientras Maurice trata de ganar el corazón de la princesa.

La música (¿cómo no?) es una parte integrante de esta película desde el propio inicio, que nos retrata un París totalmente idealizado cuyas calles y habitantes rezuman música de la mañana a la noche. No podía ser de otro modo con Rodgers y Hart enlazando canción memorable tras canción memorable y Chevalier interpretándolas con ese "joie de vivre" que lo hace uno de los actores franceses más irresistibles de los años 20 y 30.
Erin and Anton Garcia
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