Lo que le ha ocurrido, para mi gusto, esta Inglorius bastard es parecido a lo que le puede pasar a Avatar, demasiado hype montado, para al final, solo mostrar un producto que no supera ampliamente a otras obras del famoso director de menos renombre, sea el caso de Planet Terror. Con Pitt al frente y viendo que el actor se está haciendo un hueco entre los grandes con films de la talla de Quemar después de leer, creía que su papel se notaría más, que llegaría a la honra de la obra de los Coen, pero se difumina al trascurso de los episodios del largometraje de Tarantino, sin embargo y para terminar con las actuaciones, Waltz destaca por encima de todos notoriamente, un cazador de judios muy macabro y al estilo de Quentin, encajando perfectamente en su papel y en la película. Sobre la producción en si misma, te mantiene tenso en el taburete, pero te vas dando cuenta de que es gracias a Waltz en su mayoría cuando irrumpe en la pantalla, porque en el resto, la dirección ha sido floja conociendo a Tarantino, no usa gore propio de él, ni su humor, intenta ser más casual, pero no cae en gracia.