Oh Dios mío. Magnífica película. Grandísima Ava y grandísimo Robert y grandísimos todos. Por no hablar de las maravillosas canciones de Kurt Weill, una de las cuales Speak low, hablad bajo, nos insinúa, con gran acierto, como en el mundo siempre ha habido demasiado ruido, cuando en el fondo, los grandes placeres no los da el silencio, un beso de mujer para ellos (Robert Walker, magnífico como comediante, digan lo que digan los seguidores de Alfred Hitchcock, entre los que obviamente me encuentro), unas palomitas que te consigue tu enamorado a cualquier precio para ellas (Ava Gardner, bellísima, y con un toque de inocencia magnífico), y para ambos ellos y ellas, una música (referencias a Debussy, que tenía un “algo con las mujeres”, aunque también habrían valido un Mozart, un Chopin, un Saint Saens, un Brahms, un Satie). Magnífico guión, pues en sí toda la película me parece una gran ocurrencia, (en general el cine y especialmente los guiones de los años 20 al 70 me parece como algo tocado por Dios, algo increíble, y en cambio de ahí en adelante, prefiero no hablar…
Es ¿comedia romántica? Sí pues el tema es el amor y como nos toca o trastoca a todos, y no lo es, pues, al fin y al cabo, ella es una estatua. Yo prefiero decir que es una gran comedia, con un gran guión y salpicada de momentos gloriosos como siempre en las screwball comedies, comedias excéntricas, de los magníficos años 20 y 30.
Gracias Ava, Gracias Kurt Weill.
Así que música maestro, dejen de leer críticas, enciendan la televisión y vean la película.