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Voto de Piano y yo:
9
Intriga. Romance Un atractivo vividor coincide en el tren con una joven ingenua que acabará teniendo que pagarle el billete. Más adelante, vuelven a encontrarse en una fiesta y, tras un breve romance, ella decide casarse con él, a pesar de la oposición de su padre. Considerada por todos, incluida su familia, una solterona, está empeñada en demostrarles que alguien la puede amar. (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera divertida escena del vagón:
Ella es Lina Asygarth, solterona, de clase alta, estudia psicología infantil y vive en un pueblecito de la campiña inglesa, en la que todos y especialmente sus anticuados padres, están convencidos de la nula capacidad de Lina para seducir a un hombre.
Él es Johnnie Aysgarth, empedernido Don Juan, harto ya de las que “son para él”, y que comienza su rápida caza de una pieza mayor de las que “no son para él”;
Hitchcock acierta de lleno al escoger a los actores:
Ella es la siempre recatada, atormentada y enamorada hasta el límite Joan Fontaine repite el papel de, Rebeca, -Hitchcock, 1940-.
Y él es el galán por excelencia, el siempre maravilloso Cary Grant, que clavó su papel en tantas películas inolvidables (Vivir para gozar, La fiera de mi niña, Luna nueva, Arsénico por compasión, Me siento rejuvenecer, Historias de Filadelfia, Página en blanco), y al que Hitchcock (Atrapa a un ladrón, Encadenados, Con la muerte en los talones) o Stanley Donen (Charada, 1963) añaden ese maravilloso plus de misterio, al colocar al personaje en situaciones al límite de su supervivencia.
Al comienzo de Sospecha Cary Grant conquista a Joan Fontaine, así:
Ataque inicial, sorpresivo, mientras Cary y Joan “sustituyen” la misa por un “pacífico y bucólico paseo”:
El: Lina, sospecho, carita de mono, que tu occipital mapilar es más bonito que ninguno.
Ella, llena de deseo, le reprocha, pero no consigue articular más que un rendido: Oh Johnnie.
El se lanza a besarla.
Ella le esquiva y cierra el bolso.
El ataca y llega a tocarle la cabellera.
Ella se defiende, según él con una fuerza que carece de lógica (pues Cary, con toda la razón del mundo, ya SOSPECHA que ella caerá en sus brazos)
Segundo ataque:
En la fiesta, el consigue colarse sin estar invitado, y una vez con su pareja, ambos deciden “sustituir el decoroso vals de Johan Strauss” por unas picantes conversaciones primero en el coche y luego en casa de ella ante el retrato del futuro suegro:
Él: ¿Alguna vez te han besado en un coche?
Ella: No Johnnie.
Él: ¿Quieres que te bese?
Ella asiente y ...
Después del beso:
Él: Vaya, vaya, eres la única mujer que conozco que dice sí cuando quiere decir sí.
Ella: ¿Y que decián las otras?
El: Cualquier cosa menos sí.
Ella: Y te han besado muchas, sabes que no soy una experta.
Una noche las conté como las ovejitas al dormir.
Cary, dirigiéndose al cuadro de su futuro suegro: “Se qué no te caigo bien”, cuadro que tiene propia vida (como ocurre en la maravillosa El retrato de Dorian Gray, Albert Lewin 1945), y que se convierte, vía herencia, en un símbolo de rechazo hacia la actitud de Cary.
¿Cuál será la situación de nuestra pareja al final de la película? Sospecho que podría ser la misma. Ver spoiler.
Y ¿qué queda por contar en medio? Pues una maravillosa película, con todo en su sitio y en perfectas dosis:
El magnífico Cedric Hardwicke hace de un respetable y adinerado suegro, tan incapaz de esconder ante todos su temor ante la mala reputación de su futuro yerno, como de retener junto a sí no solo a su solterona hija, sino a las famosísimas sillas que son de la herencia de la familia, las cuales pasan a ser regalo de bodas y, como no, fuente de renta para que nuestro Cary pueda apostar agusto en las famosas carreras.
La maravillosa Dame May Whitty es una suegra, fruto de su época, siempre atareada con las labores domésticas, a la que nadie escucha y que no comprende los vaivenes en el estado de ánimo de su hija, -genial la escena en la que la hija no quiere ir sin pareja masculina al baile, y se excusa ante su madre diciendo que sufre un “mortal” dolor de cabeza, dolor éste que desaparece al instante al confirmarse la presencia de Cary Grant en dicho baile.
Un fiel amigo, especialista en meter la pata en las conversaciones, pero siempre deslumbrado ante la astucia en el amor y en los negocios de Cary. Obviamente, este amigo está “algo”enfermo y no debe beber alcohol... (Perfecto Reginald Sheffield).
Un respetable primo, que es un hombre de bien, con un trabajo honrado y que intenta ayudar en todo lo posible a la economía de Cary, hasta ofreciéndole trabajo (Genial Leo G.Carroll).
Una vecina escritora de famosas novelas de crímenes, con un hermano médico forense, los cuales, pese a su gran afición por imaginar, conocer, o descubrir los entresijos de todo tipo de crímenes, también en dicho aspecto son superados en audacia por Cary. Pasión por los crimenes que todos ellos comparten con Henry Travers y su vecino en la también maravillosa La sombra de una duda, -Hitchcock 1943-.
Dos escenas que podrían ser historia del cine, y que son los dos desmayos femeninos de Joan Fontaine, esplendidamente vestida en toda la película: el primer desmayo, en la escena en la que Joan imagina y anticipa la muerte del amigo de Cary, mientras los tres juegan al Scrabble, y la segunda en la que ella se ve obligada a imponer a su marido que no duerma más con ella, pues ella no para de sospechar que los vasos de leche vienen cargaditos de algo más que de lactosa... (binomios amor – sexo, miedo – rígidez sexual, que tanto brillan también en la AUTENTICA OBRA MAESTRA que es LA MUJER PANTERA, Tourneur, 1942).
Escenas ambas de los desmayos que me hacen afirmar que Hictchcock fue el mejor director filmando desmayos femeninos (como no recordar el de la bellísima Ingrid Bergman en la inmortal Encadenados, o el de Karin Dor en el papel de Juanita de Córdoba en Topaz).
Y para que no falte de nada una criada jovencita, un perrito, miles de regalos, alcohol a todas horas, y como quien no quiere la cosa dos muertos, miles de deudas, etc.
Así que música maestro. No lean más críticas y vean esta obra maestra, una o cien veces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Piano y yo
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