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Voto de carlos bosch benitez:
1
Drama Narra la historia de amor entre Elise y Didier. Ella tiene una tienda de tatuajes, él toca el banjo en una banda. Es amor a primera vista, a pesar de sus diferencias. Él habla, ella escucha. Él es ateo y un ingenuo romántico. Ella tiene una cruz tatuada en el cuello, y los pies en el suelo. Su felicidad se completa con el nacimiento de la pequeña Maybelle. Pero la niña enferma a los seis años. (FILMAFFINITY)
20 de febrero de 2014
18 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para encontrar una película igual de cursi, ñoña y relamida que ésta he tenido que hacer un serio esfuerzo de memoria. Lo más aproximado que se me ocurre es una francesa llamada "Declaración de guerra" (si se refería al espectador el título es todo un acierto). Las dos comparten leitmotiv, o sea niñita- o niñito, ya no me acuerdo- con cáncer o alguna otra enfermedad, además de los elogios de buena parte de los críticos profesionales, que por lo visto no tienen clara la diferencia entre una obra cinematográfica y una mesa petitoria de la Cruz Roja. Para ser sincero, yo y mi compañero de desdichas nos fuimos de la sala un poco después de la mitad, en cuanto nos empezaron a dar arcadas. Luego nos metimos en otra española llamada "La herida", que tampoco tenía desperdicio. De ahí salimos despavoridos a los cinco minutos... No voy a extenderme sobre esta última obra, pues como he dicho, apenas vi una pequeña muestra, que sin embargo me bastó con creces.
Y aquí viene la pregunta del millón... ¿ Es posible a estas alturas hacer- y esto creo que vale para las dos cintas- un cine tan trasnochado y pasado por la sartén como éste? ¿Y que casi nadie entre la crítica parezca darse cuenta? Alabama Monroe no es más que un telefilm barato con una música pasable- para quien sea amante del country- y llena de escenas y diálogos chorras. Los personajes son tan buenos que dan ganas de vomitar y no hay en lo que sufrí en la pantalla una sola escena que merezca salvarse de la quema. Especialmente insoportable me resultó la escena de sexo en el coche, con el macho de los barrancos gimiendo como un cochino en celo, poniendo ojos de cordero degollado y soltando aquello tan emotivo de "¡Qué bonito!". Si él lo dice... Y luego va la otra y responde algo así como "¡Por favor no te pares!"
Para suicidarse.
Esta es una película sensiblera e insoportable repleta de guiños buenistas y diseñada para ganarse el aplauso de un público atontado. Que por desgracia abunda.
carlos bosch benitez
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