La verdad es que la película tiene poco mérito como melodrama juvenil. Quien se lo pase bien viendo a una cuadrilla de jóvenes con poco cerebro haciendo continuamente idioteces una tras de otra acopañados de la niña pija de turno, hija del cura, este es su cine. El escaso aliciente del film radica sólo en las coreografías, la excelente banda sonora basada en el mejor pop rock de la época, los malabarismos del insulso Kevin Bacon y la intervención de una primeriza Sarah Jessica Parker. Todo lo demás es pura filfa, insuficiente para mantener al espectador atento, pendiente de toda la sarta de sandeces que constituyen el grueso del film. Cabría recortarlo dejando sólo una sucesión de videoclips de veinte minutos de duración.