El nombre de la película es una doble referencia, jugando al equívoco. Alude, simultáneamente, a Bárcenas y a la Caja "B" de la corrupción en cuestión. El desarrollo no es más que una reproducción detallada de las declaraciones ante el juez Ruz, de B, en relación a la cuenta "B" (del PP). Ambos protagonistas están espléndidamente caracterizados. Los actores dan la talla. El problema es que la cinta queda como algo testimonial, más que cinematográfico. Parece un reportaje de "equipo de investigación" o "comando actualidad". La exposición es valiente. Se nombran altos cargos, por su nombre real, que acabaron, todos ellos, fuera de la vida política. Sin embargo, el cine es otra cosa. No se ahonda en los entresijos de las intrigas palaciegas o empresariales de los implicados en la trama, ni en su gestación. El cine político tiene su paradigma en otra obra, cuyo título también es una sola letra. Se trata de "Z", de Costa Gavras.