Los hechos en los que se basa el argumento son verídicos pero es difícil creer que los personajes que aparecen en la película se parezcan a los reales. Ciertamente, Agustín González está impresionante en su papel de psicópata agresivo, violento y maltratador. No le va a la zaga Charo López interpretando a su provocativa mujer, frustrada, falta de amor y obligada a relaciones sólo por lo físico. Ambos protagonizan algunas de las difíciles escenas más morbosas de sus respectivas carreras y de todo el cine español de la época. Sin embargo, el film falla en su realización. No engancha. El desarrollo es tedioso y la puesta en escena, francamente paupérrima y chapucera. La acción se eterniza y parece que no se va a terminar nunca. El hilo narrativo queda malogrado y el producto se queda en algo muy de andar por casa.