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Voto de John Giraldo:
10
6,9
90.508
Thriller. Drama
Mientras reparan un satélite fuera de su nave, dos astronautas sufren un grave accidente y quedan flotando en el espacio. Son la doctora Ryan Stone, una brillante ingeniera que realiza su primera misión espacial, y el veterano astronauta Matt Kowalsky. La misión exterior parecía rutinaria, pero una lluvia de basura espacial les alcanza y se produce el desastre: el satélite y parte de la nave quedan destrozados, dejando a Ryan y Matt ... [+]
15 de octubre de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
[email protected]
Docente universitario y periodista
Gravity o Gravedad es una película espeluznante, al tiempo es asombrosa. Por un lado sentimos lo diminuto y simple que es el planeta tierra, como también asumimos el esplendor de una vista desde una ínfima ladera donde tres astronautas realizan unas labores en una estación espacial. Allí en medio de chanzas y el trabajo, puede uno sentir la impavidez de estar por fuera de la tierra, la película toda es un dar vueltas, un mareo constante, una hazaña de experimentar la gravedad. En últimas es un espectáculo visual y una agonía emocional. Un fuerte sacudón existencial.
El creador de esta conquista espacial cinematográfica es un mexicano: Alfonso Cuarón. Quien ya nos había colonizado con títulos como: Los hijos del hombre (2006) o Y tú mamá también (2001) y una infaltable en la que hace las veces de productor: El laberinto del fauno (2006). Pero esta de Gravity es sin duda la más importante de su carrera. No por haber salido hacia fuera del globo terráqueo, sino por hacer una película que siendo recién estrenada se convierte en clásica de la Ciencia Ficción, y además conmueve por lo terrorífica que es, al poner a flotar la condición humana, esa sí que da vueltas, se estrella, se aferra algo para seguirla expandiendo. Quizás allá desde arriba se contemple lo míseros que somos como especies frente al torrencial y abismal espacio. Pero somos igual de esperanzadores batallando por nuestra existencia. Un cúmulo de contradicciones somos, y eso se descubre mejor al estar separados de nuestro vientre: la casa que habitamos, la nave interplanetaria desde donde viajamos.
Gravity es una de las pocas películas en las que uno siente lo que allá fuera se vive. Parece una película sencilla, cuando es todo lo contrario. Cuarón nos pone todo el tiempo en situación de clímax, cualquier mínimo aleteo de los personajes nos hace reír, o en asombro, o a vibrar con estar por ahí sin rumbo, sin estación: desprendidos de lo único que ata a esos viajeros surcando el infinito espacio. Caramba, queda uno como levitando, con la sensación de tierra firme pero con los pensamientos distraídos ante lo pequeños y al ver lo vulnerable que es nuestra especie. Los tres astronautas, hablan de ese viaje como insuperable, aunque siempre traumático. Saberlos allá y poder ver lo que viven es tan fatal como enriquecedor.
Sigo en spoiler
[email protected]
Docente universitario y periodista
Gravity o Gravedad es una película espeluznante, al tiempo es asombrosa. Por un lado sentimos lo diminuto y simple que es el planeta tierra, como también asumimos el esplendor de una vista desde una ínfima ladera donde tres astronautas realizan unas labores en una estación espacial. Allí en medio de chanzas y el trabajo, puede uno sentir la impavidez de estar por fuera de la tierra, la película toda es un dar vueltas, un mareo constante, una hazaña de experimentar la gravedad. En últimas es un espectáculo visual y una agonía emocional. Un fuerte sacudón existencial.
El creador de esta conquista espacial cinematográfica es un mexicano: Alfonso Cuarón. Quien ya nos había colonizado con títulos como: Los hijos del hombre (2006) o Y tú mamá también (2001) y una infaltable en la que hace las veces de productor: El laberinto del fauno (2006). Pero esta de Gravity es sin duda la más importante de su carrera. No por haber salido hacia fuera del globo terráqueo, sino por hacer una película que siendo recién estrenada se convierte en clásica de la Ciencia Ficción, y además conmueve por lo terrorífica que es, al poner a flotar la condición humana, esa sí que da vueltas, se estrella, se aferra algo para seguirla expandiendo. Quizás allá desde arriba se contemple lo míseros que somos como especies frente al torrencial y abismal espacio. Pero somos igual de esperanzadores batallando por nuestra existencia. Un cúmulo de contradicciones somos, y eso se descubre mejor al estar separados de nuestro vientre: la casa que habitamos, la nave interplanetaria desde donde viajamos.
Gravity es una de las pocas películas en las que uno siente lo que allá fuera se vive. Parece una película sencilla, cuando es todo lo contrario. Cuarón nos pone todo el tiempo en situación de clímax, cualquier mínimo aleteo de los personajes nos hace reír, o en asombro, o a vibrar con estar por ahí sin rumbo, sin estación: desprendidos de lo único que ata a esos viajeros surcando el infinito espacio. Caramba, queda uno como levitando, con la sensación de tierra firme pero con los pensamientos distraídos ante lo pequeños y al ver lo vulnerable que es nuestra especie. Los tres astronautas, hablan de ese viaje como insuperable, aunque siempre traumático. Saberlos allá y poder ver lo que viven es tan fatal como enriquecedor.
Sigo en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los diálogos son tan sensatos, tan comunes, tan simples, que nos agobian. Tres personajes, sólo tres y un transmitir a Houston, ese emblemático saludo espacial, y con eso, más el protagonista mayor: lo que está por fuera del planeta, inconmensurable, imperturbable incluso inefable, así lo hayamos nombrado; con eso, más una tecnología de punta con cámaras novedosas y efectos sorprendentes, con eso, nos mantiene en las butacas, aferrados a no sabemos qué, pero extrañamente acongojados, perplejos. Los calificativos hechos, son vacilantes, sobran y faltan para dar cuenta de una imborrable experiencia, pudiendo –desde la ficción- estar allá como en el solitario devenir. He acá porque se dice que ya es un clásico de la Ciencia Ficción: hasta ahora ninguna película nos convirtió ese viaje tan cercano y tan emocionante.
Carl Sagan, ese científico que vivió pensando en la vida por fuera, y que escribió al Cosmos diversas opiniones y que concibió la idea de establecer Contacto, siempre pensaba en cómo acá dentro nos matamos, nos fundimos, nos debatimos en insulsas incertidumbres, decía al ver esa diminuta luz que es La Tierra: “Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve”. Sagan tenía razón, mucha, y bueno, luego de apreciar esa película no queda otra que esperar que algún día un leve soplo nos extermine.
Nos creemos el centro, cuando quizás seamos apenas eso: un vasto polvo de mota gravitando en un caos inconcebible. Los personajes, parecen niños por fuera aunque hayan pisado Harvard, se comportan como adolescentes aunque estén muy trajinados en las lides espaciales, y son de una disciplina y una entrega cuando se aventuran por primera vez al trepidante espacio, es asumido como algo inexplicable, con temor y distancia, aunque también con goce y alegría. Por fuera igual tenemos la misma materia de la cual estamos hechos, y contamos con el mismo arsenal: ser humanos. Una de las expresiones de la protagonista, Sandra Bullock, quien es poco experimentada en estos viajes, y con la que vamos palmo a palmo sufriendo y sintiendo la historia, dice: “De cualquier forma es un gran viaje”.
Igual, los espectadores, debemos decir, que ese gran viaje nos marca. Parece que ahora tenemos cómo contar el paso del tiempo, comprender con mayores incertidumbres el oxígeno que respiramos. Y de igual modo dejar gravitar las emociones al sabernos ínfimos. De ese viaje al ver Gravity no regresaremos intactos, algo habrá cambiado, una sorpresa nos llevaremos al levantarnos de la silla y continuar caminando. Alfonso Cuarón nos metió una bofetada, con una película tan sencilla, insuperable en su dimensión al comunicarnos unas cuantas espectacularidades sobre nosotros.
Al ver Gravedad quedo por ahí arrinconado, como si el cuerpo estuviera más liviano, al tiempo una mente muy pesada de saber lo complejos que somos. El fastuoso espacio es tan cautivante como aterrador, no por sus peligros, sino por lo desconocido. Gravedad acecha, causa escozor, deja huella, es un espejo muy grande para vernos y acercarnos a un rostro, que quizás neguemos, así sea incuestionable.
Carl Sagan, ese científico que vivió pensando en la vida por fuera, y que escribió al Cosmos diversas opiniones y que concibió la idea de establecer Contacto, siempre pensaba en cómo acá dentro nos matamos, nos fundimos, nos debatimos en insulsas incertidumbres, decía al ver esa diminuta luz que es La Tierra: “Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve”. Sagan tenía razón, mucha, y bueno, luego de apreciar esa película no queda otra que esperar que algún día un leve soplo nos extermine.
Nos creemos el centro, cuando quizás seamos apenas eso: un vasto polvo de mota gravitando en un caos inconcebible. Los personajes, parecen niños por fuera aunque hayan pisado Harvard, se comportan como adolescentes aunque estén muy trajinados en las lides espaciales, y son de una disciplina y una entrega cuando se aventuran por primera vez al trepidante espacio, es asumido como algo inexplicable, con temor y distancia, aunque también con goce y alegría. Por fuera igual tenemos la misma materia de la cual estamos hechos, y contamos con el mismo arsenal: ser humanos. Una de las expresiones de la protagonista, Sandra Bullock, quien es poco experimentada en estos viajes, y con la que vamos palmo a palmo sufriendo y sintiendo la historia, dice: “De cualquier forma es un gran viaje”.
Igual, los espectadores, debemos decir, que ese gran viaje nos marca. Parece que ahora tenemos cómo contar el paso del tiempo, comprender con mayores incertidumbres el oxígeno que respiramos. Y de igual modo dejar gravitar las emociones al sabernos ínfimos. De ese viaje al ver Gravity no regresaremos intactos, algo habrá cambiado, una sorpresa nos llevaremos al levantarnos de la silla y continuar caminando. Alfonso Cuarón nos metió una bofetada, con una película tan sencilla, insuperable en su dimensión al comunicarnos unas cuantas espectacularidades sobre nosotros.
Al ver Gravedad quedo por ahí arrinconado, como si el cuerpo estuviera más liviano, al tiempo una mente muy pesada de saber lo complejos que somos. El fastuoso espacio es tan cautivante como aterrador, no por sus peligros, sino por lo desconocido. Gravedad acecha, causa escozor, deja huella, es un espejo muy grande para vernos y acercarnos a un rostro, que quizás neguemos, así sea incuestionable.