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Voto de John Giraldo:
5
5,3
279
Drama
Tomás, un joven negro que ha huido de la costa pacífica colombiana a causa de la guerra, trata de abrirse camino en Bogotá, una ciudad racista de 8 millones de habitantes. Buscando a Jairo, su hermano menor, que ha desaparecido en las calles, Tomás iniciará un viaje que pondrá a prueba su valor para enfrentar el miedo, la nostalgia y las heridas del pasado, para volver a empezar a 2600 metros de altura sobre el nivel del mar. (FILMAFFINITY) [+]
27 de enero de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
Periodista y docente universitario
[email protected]
La película La Playa es sin duda un cine de región. Sin consolidarse una tendencia en el cine colombiano, el gran ojo se abre para mostrarnos ciudades, sitios, parcelas, lugares no antes retratados por la pantalla grande. La Sirga nos conectó con Nariño, Apaporis nos ubicó en las inmediaciones del Vaupés, Sofía y el terco en un lugar de las montañas, ahora La playa narra una ciudad capital del país donde no están los grandes edificios o el progreso; se trata de una historia de la comunidad afro, de cómo sin territorio, habitan una ciudad que a veces los condena o los margina y donde pesa mucho su vida pasada: el haber sido desalojados de su sitio natal.
La Playa explora las consecuencias del conflicto. No hay balas, ni siquiera la necesidad de mostrar de forma directa lo ocurrido por allá en donde habitaba la familia de Tomás, el protagonista de la película, quien con sus dos hermanos más y su madres afrontan una ciudad que no les pertenece y por el contrario los excluye. Ese es el merito de la película: reflejar una marginalidad abrupta, dolorosa, con una carga emocional muy fuerte. Es una pesadilla haber sido despojados de aquel entorno y estar naufragando en otra realidad. La película se resume a esto: una familia de afro descendientes vive con angustias y zozobras luego de haber sido expulsada tras el asesinato del padre, además cuenta con varios matices: una madre resignada, un hijo (el menor) en las drogas, otro quien ama más estar afuera y regresar al norte (el mayor) y el del medio, Tomás (el del medio), quien aunque con fuertes dolencias intenta recobrar la esperanza en donde ahora vive.
Es una película sencilla. Cuesta adaptarse a ella por lo sobria. Diálogos muy predecibles y sin sustancia: les faltó elaboración. Un ritmo lento y un tema del cual uno espera más fuerza. Es tan elemental que aburre y es tan necesaria que uno la acoge. El trabajo mayor podría estar en la falta de un guión más compacto, cuyas alternativas nos brindaran más contexto, un poco de menos frialdad con los personajes, más posibilidades de conexión entre espectador e historia. Más fuerza narrativa, eso es lo que falta
Sigo en spoiler
Periodista y docente universitario
[email protected]
La película La Playa es sin duda un cine de región. Sin consolidarse una tendencia en el cine colombiano, el gran ojo se abre para mostrarnos ciudades, sitios, parcelas, lugares no antes retratados por la pantalla grande. La Sirga nos conectó con Nariño, Apaporis nos ubicó en las inmediaciones del Vaupés, Sofía y el terco en un lugar de las montañas, ahora La playa narra una ciudad capital del país donde no están los grandes edificios o el progreso; se trata de una historia de la comunidad afro, de cómo sin territorio, habitan una ciudad que a veces los condena o los margina y donde pesa mucho su vida pasada: el haber sido desalojados de su sitio natal.
La Playa explora las consecuencias del conflicto. No hay balas, ni siquiera la necesidad de mostrar de forma directa lo ocurrido por allá en donde habitaba la familia de Tomás, el protagonista de la película, quien con sus dos hermanos más y su madres afrontan una ciudad que no les pertenece y por el contrario los excluye. Ese es el merito de la película: reflejar una marginalidad abrupta, dolorosa, con una carga emocional muy fuerte. Es una pesadilla haber sido despojados de aquel entorno y estar naufragando en otra realidad. La película se resume a esto: una familia de afro descendientes vive con angustias y zozobras luego de haber sido expulsada tras el asesinato del padre, además cuenta con varios matices: una madre resignada, un hijo (el menor) en las drogas, otro quien ama más estar afuera y regresar al norte (el mayor) y el del medio, Tomás (el del medio), quien aunque con fuertes dolencias intenta recobrar la esperanza en donde ahora vive.
Es una película sencilla. Cuesta adaptarse a ella por lo sobria. Diálogos muy predecibles y sin sustancia: les faltó elaboración. Un ritmo lento y un tema del cual uno espera más fuerza. Es tan elemental que aburre y es tan necesaria que uno la acoge. El trabajo mayor podría estar en la falta de un guión más compacto, cuyas alternativas nos brindaran más contexto, un poco de menos frialdad con los personajes, más posibilidades de conexión entre espectador e historia. Más fuerza narrativa, eso es lo que falta
Sigo en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Con el cine colombiano ocurre algo paradójico. La gente suele decir que no asiste a ver películas con merecimientos y premios en festivales extranjeros, sobre todo los europeos. Suelen asociar este cine a algo aburrido; algo así como que son películas para contemplar, y si ganan allá debería ser un beneplácito, no obstante, parece ser un costo en las taquillas. A La Playa se le han abierto caminos, su paso por Cannes, la aceptación en el festival de San Sebastián, un recorrido por más de 10 festivales entre Europa y Suramérica, la academia de cine colombiano la acogió para representarnos en Los Goya (2013), es decir, cuenta con cierto prestigio afuera, pero seguro será muy difícil obtener una taquilla digna adentro.
Volviendo a la historia, es bien significativo, el abrir el ojo hacia esos rincones y geografías donde nosotros no miramos, ni tenemos la posibilidad de comprender lo que ocurre. Con películas como La Playa se abre el espectro del cine de regiones, es decir, aquel modo de contar en el que se incluyen historias donde van quedando los registros de esos sitios donde no se ha llegado o el cine nunca ha explorado sus territorios. Es un cine internado en ciudades y personajes hasta ahora desconocidos, con los que se nos permite recorrer y habitar esas parcelas de lugares no retratados. El cine de regiones es una forma de descentrarnos e irnos descubriendo desde otras realidades. Y ahí se inscribe La Playa. No es una película que reivindique todo el sentir de la comunidad afro, se suma a lo aportado por Chocó de Jhonny Hendrix.
Además La Playa corrobora la idea de que nuestro cine no es mayoritario de narcotráfico o de violencia y que para narrar, a veces es mejor sugerir que ser explícito. Es necesario mejorar en los recursos narrativos y ofrecer ciertas estrategias de enganche, el tema es necesario pero la forma de presentación muy tímida. No obstante, es un triunfo simbólico el poder ver una película exploratoria de una comunidad ahí, invisible, marginada, dispuesta, como Tomás a no perder la esperanza y a confiar en su país.
Volviendo a la historia, es bien significativo, el abrir el ojo hacia esos rincones y geografías donde nosotros no miramos, ni tenemos la posibilidad de comprender lo que ocurre. Con películas como La Playa se abre el espectro del cine de regiones, es decir, aquel modo de contar en el que se incluyen historias donde van quedando los registros de esos sitios donde no se ha llegado o el cine nunca ha explorado sus territorios. Es un cine internado en ciudades y personajes hasta ahora desconocidos, con los que se nos permite recorrer y habitar esas parcelas de lugares no retratados. El cine de regiones es una forma de descentrarnos e irnos descubriendo desde otras realidades. Y ahí se inscribe La Playa. No es una película que reivindique todo el sentir de la comunidad afro, se suma a lo aportado por Chocó de Jhonny Hendrix.
Además La Playa corrobora la idea de que nuestro cine no es mayoritario de narcotráfico o de violencia y que para narrar, a veces es mejor sugerir que ser explícito. Es necesario mejorar en los recursos narrativos y ofrecer ciertas estrategias de enganche, el tema es necesario pero la forma de presentación muy tímida. No obstante, es un triunfo simbólico el poder ver una película exploratoria de una comunidad ahí, invisible, marginada, dispuesta, como Tomás a no perder la esperanza y a confiar en su país.