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Voto de Ángel de la Cruz:
7
Comedia. Drama Tras la súbita muerte de su marido, Carmina convence a su hija María de no dar parte de la defunción hasta pasados dos días y así poder cobrar la paga extra que él tenía pendiente. Durante esos dos días esconden el cadáver y disimulan su duelo en la cotidianidad de un bloque de pisos de un barrio humilde de Sevilla. (FILMAFFINITY)
11 de junio de 2014
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui al cine (que no se diga) con el único objetivo de echarme las mismas risas que cuando vi (en mi cuarto, eso sí) Carmina o revienta (2012). No coincido con la mayoría de la crítica: a mí la primera me gustó más, quizá porque me sorprendió al ser la primera vez que veía algo parecido. También hay que añadir de antemano que yo soy de pueblo y a Carmina le podría poner nombre y apellidos, y eso siempre ayuda. Hay principalmente dos diferencias respecto a la primera: la “ausencia” del padre (la escena de su borrachera fue antológica) y el toque dramático que va impregnando la película conforme va avanzando.

La trama es igual de hilarante, si cabe: el marido sufre una muerte súbita y Carmina, con ayuda de su hija, oculta el cadáver un par de días para cobrar la paga extra que tenía pendiente. Imaginaos las escenas de Carmina charlando con sus vecinas, la mejor de ellas la fumeta Yolanda Ramos, con su esoterismo y su hetero-curiosidad, mientras el cadáver aún caliente de su marido descansa en la habitación de al lado. Paco León (el Luisma) mejora algunos fallos de guión y ritmo, pero ya anunció que no habría una tercera entrega de la secuela. El final de esta entrega parece confirmarlo.

Aquí los personajes son más sólidos, es decir más realistas, más creíbles pero sobre todo más humanos. Carmina consigue esto sin perder un ápice de su natural y espontánea ¿vulgaridad? de quien ni quiere ni necesita aparentar nada. Algo parecido le pasa a María León, aunque el dramatismo anteriormente señalado ayuda a ello. Aun con todo, yo veo en Carmina y amén sutiles críticas sociales, más allá de Bárcenas, y en el fondo no dejamos de ver las calamidades que pasa una familia de clase trabajadora para poder salir adelante. Por decirlo de alguna manera: Carmina es clase trabajadora. Algo de esto vimos también en Amador (Fernando León de Aranoa, 2010), por ejemplo.

El final me gustó. No me lo esperaba. Yo creo que nadie nos lo esperábamos y puede que eso lo haga grande. Transmite una humanidad que probablemente nadie más podía haber transmitido. Pero también la inteligencia, la actitud y la filosofía de quien ha criado a una familia entera haciendo cuenta con los dedos. Esto parece una tontería pero no lo es. En cualquier caso, la aparición de Paco León, con su ojo además para proyectarla gratis un día, es una buena noticia para el cine patrio. A ver lo siguiente que saca.

“Se está muriendo gente que no se ha muerto nunca”.
Ángel de la Cruz
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