Como historia -e interpreterpretemos esto en el invento de Kevin Spacey- deja mucho que desear. Difícil de creer el personaje para cualquier agente especial o policía. Dicho sea el paso, ridículo sombrero y ambientación de las oficinas. Si analizamos un poco, el personaje de Kobayashi no se termina de entender nunca. Menos aún el de la abogada (pareja de Keaton) y su relación con éste último (motivo por el cuál "se salva" de morir). Otra cosa que no cierra: si teóricamente Spacey es culpable, aún estando liciado le correspondería arresto domiciliario. Y siendo sospechoso o no -en caso de haber logrado engañar a Chazz Palminteri- es totalmente irracional el hecho de que salga caminando como pancho por su casa sin una vigilancia (por si se sospecha) o una custodia (por su protección, tal como se le ofreciera oportunamente durante el film); o quién sabe, si realmente era "blanco fácil" -como él mismo argumentó- seguirlo sería una forma de atrapar a Kaiser Sozé. Repito, más allá de eso la película es buena. Pero creo que "el golpe del final", que muchos elogian, está mejor logrado (y es muy similar) en "El Ilusionista". A quién no vió, esta última, no la pierda.