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Voto de Scott Carey:
3
Terror Josh (Patrick Wilson), su esposa Renai (Rose Byrne) y sus tres hijos acaban de mudarse a una vieja casa. Pero, tras un desgraciado accidente, uno de los niños entra en coma y, al mismo tiempo, empiezan a producirse en la casa extraños fenómenos que aterrorizan a la familia. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror es un genero que a lo largo de la historia ha dado alguna de las mejores obras maestras del séptimo arte. Lamentablemente, en los últimos años parece un género venido a menos, y son contadas las películas que merecen pasar el aprobado. “Insidious” no es una excepción a esta deriva a la mediocridad, y aunque precedida de unas críticas sorprendentemente favorables en su mayoría, no deja de ser un compendio de recortes de films similares de los que toma la inspiración y un puñado de ideas que su director no sabe explotar.

El principal defecto de esta película es que está mal realizada. Parece que el único objetivo de la misma sea asustar al personal a base de subidas brutales del volumen que vienen siempre precedidas de un silencio absoluto. El recurso fácil que utilizan la mayoría de cintas de terror de los últimos tiempos, que denota una incapacidad manifiesta para crear tensión con otros elementos. No es necesario que, para crear un clima misterioso, la familia protagonista tenga que vivir en la primera casa en una penumbra permanente. ¿Qué pasa? ¿Acaso no pagaban el recibo de la luz? Porque sino no se entiende la semi-oscuridad que reina en toda la casa.

Otro de los aspectos grotescos de la cinta son alguno de sus personajes secundarios. Ese duo versión cazafantasmas de Laurel y Hardy rompe cualquier clima terrorífico que se hubiera podido conseguir, aunque hay que decir en su defensa que cuando ellos entran en escena, la película ya hace varios minutos que ha iniciado su deriva hacia el abismo. Por no hablar del esperpéntico doblaje de Dalton, el niño poseído, que solo con la voz que tiene, sus padres ya deberían sospechar que al crío le pasa algo paranormal.

El rush final del film, más parecido al tren de la bruja de cualquier parque de atracciones infantil que a otra cosa, acaba por echar por los suelos cualquier buena expectativa que hubiera podido generar esta película. Una ocasión más perdida de devolver la dignidad a un género maltratado por la poca pericia e imaginación de los autores modernos.
Scott Carey
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