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Voto de Pedroanclamar:
7
Intriga. Comedia Un conocido inventor neoyorquino es acusado de varios asesinatos. Cuando llegan a la ciudad un famoso detective y su mujer y se enteran del asunto, ella, movida por el espíritu de aventura, trata de convencer a su marido para que acepte el caso. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2021
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Si bien es una película breve para desarrollar una trama policial, la interpretación está muy bien lograda. Habrá sido quizás una buena generación de actores, pero esta pareja logra poner al descubierto el conjunto de espacios contradictorios que colman la vida social en su totalidad bajo un manto palmario de una comicidad exquisita. William Powell es un actor de este género que sencillamente está a otro nivel; un carisma y un desenfado que transmiten una fuerza en la interpretación como pocos lo logran.
El nivel de ironía y sarcasmo en la pareja y la falta de seriedad en casos menesterosos de seriedad otorgan al film el eje de su calidad. Pareciera que la película tratara de desentrañar una cadena de asesinatos, pero, con honestidad, eso es secundario y epifenoménico, utilitario solo para darle sostén a la pareja de William y Myrna. Si apelamos a la honradez, digamos que todo gira en torno al par protagónico, de él saquemos las conclusiones más provechosas: ambos dipsómanos, irrefrenables en el consumo del alcohol en una época en que hacía poco se había derogado la Ley Seca, que duró poco más de una década.
Él, policía retirado que goza la sensualidad de la vida, la opulencia de una bella mujer y del buen alcohol; y ella siempre dispuesta a instar más allá a su esposo, desafiándolo amistosamente, jugando a vivir, más allá de la seriedad que corresponde a la muerte de vidas humanas. Ambos desembarazados, juguetona y coquetamente, amistosos y dadivosos (recordemos las fiestas llenando de gente el apartamento y la cena final que da título a la película) van inmiscuyéndose en la problemática que cita la trama.

El humor colma los espacios cuando están juntos o cuando están bebidos, en casi todo momento. Otros personajes, al rozar la caricatura, afirman la comedia: el estudiante de psiquiatría, como un estudioso empedernido, el boxeador y el llorón en la fiesta, que se incorporan a la fiesta como única aparición y finalmente los matones y pendencieros que escurridizos y con facetas de alegre malignidad satisfacen sobremanera el rol de su interpretación.
Cuando aún estás pasando los embates de la crisis financiera más grande de la modernidad, en un período entreguerras, de irracionalidad rampante, pareciera no quedar más remedio o tabla de naufragio que resolver los problemas temblando en el aire de la ebriedad y el humor.
Pedroanclamar
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