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Voto de Pedroanclamar:
6
Drama. Romance A la edad de 22 años, Bertolucci dirige este drama político que relata la historia de un joven que se acerca al comunismo mientras mantiene una relación incestuosa con su tía. (FILMAFFINITY)
10 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película funciona en su declaración estética. Bertolucci, sabiendo que el estilo de la película era transgresor y rupturista, introduce un personaje diletante o conocedor del cine para explicar, legitimar o fundamentar ciertos vacíos que de otro modo se podrían considerar garrafales. Pareciera operar como excusa, como una disculpa ante la falta de desarrollo de los personajes. Poco se sabe de ellos, a la vez que se mezclan y relacionan en secuencias y montajes extrañísimos. El espectador pareciera tener que encontrarse con esta relación incestuosa de pronto, sabemos de ella sólo el final: el quiebre entre Fabrizzio y Gina; otro poco sabemos del profesor del protagonista y otro poco del amigo que aparece al comienzo de la película (sin dejar huella de cuál fue su función dentro de la obra). El amante provisorio de Gina ni habló, como tampoco lo hizo la futura esposa de Fabrizzio. Los familiares no son más que agregados, accesorios. Todo pareciera ocurrir en torno la relación de la pareja protagonista, o antagonista, si se quiere. El estilo perdona la película y estas faltas, estas precariedades dramáticas. Se podría perdonar, además de la declaración estética,, que pareciera el propio Bertolucci hablando sobre cine, porque los personajes representan otra cosa que no son necesariamente personas o perfiles psicológicos, pues son una manifestación política. Fabrizzio, un joven de expresiones apagadas y melancólicas, de sonrisas tenues y poco carismático, como desesperanzado de la revolución, como si no tuviera ganas por seguir la lucha revolucionaria, después nos comentaría por qué ese desgano. Se citan a Oscar Wilde, a Rossellini, a Verdi, a Hitchcock, a Mozart, a Godard. Se hace un pastiche de discursos apelando tanto a la cultura popular de arte y cultura como al sentimiento o noción revolucionaria. La amante, que se entiende emparentada con el protagonista, es representación de lo femenino, de lo irracional, nada más irresoluto que ella: insegura de lo que dice, despistada, de emociones bipolares, poco resuelta, en fin. Lo busca "porque todavía es un niño", aún es un romántico, aún es un iluso, un crédulo. ES decir, se emparenta lo irracional con lo ingenuo, lo femenino con la esperanza y el sueño. Cuando Fabrizzio ya casa, ya se enreda en la institucionalidad burguesa por excelencia, el matrimonio y futura familia, Gina ya pierde el interés en él, dejando la película bastante claro el discurso que hacía un momento vociferaba el protagonista, que el pueblo se había aburguesado, que había perdido su consciencia de clase. La película cumple bien su discurso y la función representativa de estos dos personajes está bien lograda, sin embargo el desorden narrativo, la incompletitud de otros personajes como el fragmentar la película en dos o tres partes sin saber con qué fin, dejan la película algo mediocre.
Pedroanclamar
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