Mentiría si dijera que cuando acabó la película parte de la fascinación que vestía mi rostro no era pura perplejidad, por que lo era.
Yo adoro el drama y, Bergman, si de dramas hablamos, es Dios, me estoy dando cuenta. En este punto he de admitir que no dispongo de la cultura suficiente para intelectualizar y asimilar el trasfondo que se oculta tras toda esta sangre y todas estas vísceras, me limito a revolcarme en la carnicería sin pretender diseccionarla, aunque en esta película sea prácticamente imposible. Aquí Bergman te empuja, te agarra por la nuca y te hunde la cara en una metáfora dramática contínua, y de paso te arrolla con un estilo visual impresionante. Ese plano de Bibi Andersson y Liv Ullman compartiendo rostro es de lo más glorioso que me he echado a la retina en mi vida.
Mentiría, también, si no dijera que parte de toda la carga simbólica e intelectual que contiene la obra no me llegó, sencillamente. Pero afirmo también que no pudo importarme menos. Y aventuro que volveré a revolcarme en estos 80 minutos más a menudo de lo que seguramente me sería recomendable durante el resto de mi vida.
Bucco, desmenúzame un poco tu opinión.
Por qué la devolviste al día siguiente? Por qué? Obtuviste el importe o la cambiaste por una de Alan Parker?
Mr. Punchy, Sue, foro, qué tenéis que decir a ésto?
Desayunaba Soylent Green, Bergman, en los 60?