Media votos
6,5
Votos
3.627
Críticas
9
Listas
5
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Rodrigo del Alcázar:
4
3,7
301
Drama
Una banda de delincuentes formada por cuatro chicos y una embarazada se dedican a secuestrar jovencitas para después violarlas. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Esta película aúna lo peor de dos subgéneros del cine español de la época, que son el Cine Quinqui, y el Cine del Destape. Es cierto que ambos, durante la Transición, desempeñaron un papel que era necesario para las circunstancias que se vivían en aquellos años, y que pasaron en cuanto se consolidó la Democracia, pero hay que admitir que, a pesar de su esencial papel, ambos subgéneros son, por separado, dos épocas oscuras del cine patrio. No solo hoy, en 2024, por lo que se muestra en ellas, sino por lo que ya representaban en la época: el no ser más que una contestación manifiestamente abierta contra la represión ya acabada (o no, según el caso), ejercida de forma revolucionaria tanto en la forma como en el contenido. Vistas desde hoy, y analizadas en frío, podría incluso hasta decirse que fueron arrebatos surgidos desde lo más hondo del estómago a modo de celebración, unas veces, y otras como una exacerbación hacia la Dictadura. Hacer lo que antes no se podía, tan sólo porque “puede hacerse”, y si para ello no hay que tener mesura ni sentido, o resultar al mismo tiempo desagradables y quedar como unos ridículos, pues nada, adelante, “porque podemos hacerlo”.
Centrándonos concretamente en el cine Quinqui, éste fue un subgénero, cuya una de sus principales características fue el realismo de las tramas y de sus personajes, estando muchas de ellas basadas en personajes y hechos reales, pudiendo decir incluso, a veces, que fue más una crónica negra del revulsivo de aquellos años a nivel social, y más especialmente entre los jóvenes, centrándose en la delincuencia y las drogas; unas veces retratándolo como la miseria que era, otras romantizándolo.
Sea como fuere, otra característica principal de este tipo de cine fue el de ser disruptivo a cualquier precio. Y hay que subrayar lo de “a cualquier precio”, pues a pesar de los elementos reales que pudieran tener estas películas, algunas de ellas no eran más que espectáculos grotescos y vomitivos, centrándose más en lo que se podía hacer ahora en el cine, que en contar un historia o desarrollar unos personajes. Un “mira, fastidiáte, que ahora puedo hacer esto, y antes no”, como ya he dicho, al precio que sea. Porque no hay que confundir ser crudo y realista, con ser desagradable y asqueroso, cosa que sí que hacen en esta película. Muchas veces estas películas, queriendo ser lo más realista posible, en sus estándares, para entendernos, en algunas ocasiones lo lograban, y otras, en cambio, conseguían el efecto contrario: ser totalmente irreales, algunas llegando incluso hasta ser surrealistas.
Y sí, ya se que miro esto desde 2024, y no es justo ni objetivo (ni yo pretendo serlo), pero es que esta película opta por lo segundo, pudiendo haber optado por lo primero. Y lo hace de muy mala manera. Podría haberlo hecho igual, pero de otro modo. Y no, antes de que nadie me lo diga en los comentarios, no todas las películas del cine quinqui eran así. Las hay que sí que optaban por lo primero (les saliera bien o no), pero en el caso de ésta es ir directamente a hacer daño al espectador.
Y ni siquiera voy a comparar con otras películas de la época que no eran cine Quinqui y también se manifestaban en contra de la Dictadura, porque no hace falta, pues como ya he dicho, este subgénero cumplía una necesidad en particular para un público concreto que en el mejor de los casos sabía lo que había pasado en España y/o sus familiares, y su existencia se entiende perfectamente en su contexto.
Esta película no hay por dónde cogerla, o más bien, es difícil saber de dónde cogerla. A pesar de estar basada en personajes y hechos reales, la película sólo se centra en una cosa: ser una retahíla de violaciones, una detrás de otra, mostradas como si fueran los capítulos de una serie. Una serie de las de antes en las que los capítulos eran todos iguales, y sólo cambiaban las tramas y los actores secundarios, hechas nada más que para el consumo rápido a través del lucimiento de sus actores protagonistas. Aquí ni eso.
El filme no se corta con nada, va en plan suicida con todo (o mejor dicho, con todo lo que le interesa realmente), y aparte de ser casi todo una sucesión de violaciones, lo hacen de manera que se muestre el máximo tiempo posible, no ya sólo los cuerpos desnudos de las chicas agredidas a lo largo del metraje, sino cómo les ordenaron actuar a esas actrices. Pues si una violación es ya de por sí uno de los crímenes más abyectos que existen, las actrices que interpretan a las agredidas como mucho protestan verbalmente. En cuanto a los actos, se muestran como colaborativas con sus agresores, y lo peor es que se nota mucho que a esas actrices les indicaron que debían actuar así. Que no se me entienda mal, ojo. Sé perfectamente que puede haber casos de violaciones en los que la víctima pueda excitarse y tener un orgasmo, pero esto no es más que un acto involuntario del propio cuerpo, que no significa en ningún caso que la mujer agredida de turno lo esté disfrutando ni mucho menos. Y me fastidia decir esto, porque habrá a quien le sirva de excusa para empezar a hablar de “denuncias falsas”, o de que si a ellas les gustó realmente y lo disfrutaron. Tenemos mucho incel suelto, sobre todo en España.
Centrándonos concretamente en el cine Quinqui, éste fue un subgénero, cuya una de sus principales características fue el realismo de las tramas y de sus personajes, estando muchas de ellas basadas en personajes y hechos reales, pudiendo decir incluso, a veces, que fue más una crónica negra del revulsivo de aquellos años a nivel social, y más especialmente entre los jóvenes, centrándose en la delincuencia y las drogas; unas veces retratándolo como la miseria que era, otras romantizándolo.
Sea como fuere, otra característica principal de este tipo de cine fue el de ser disruptivo a cualquier precio. Y hay que subrayar lo de “a cualquier precio”, pues a pesar de los elementos reales que pudieran tener estas películas, algunas de ellas no eran más que espectáculos grotescos y vomitivos, centrándose más en lo que se podía hacer ahora en el cine, que en contar un historia o desarrollar unos personajes. Un “mira, fastidiáte, que ahora puedo hacer esto, y antes no”, como ya he dicho, al precio que sea. Porque no hay que confundir ser crudo y realista, con ser desagradable y asqueroso, cosa que sí que hacen en esta película. Muchas veces estas películas, queriendo ser lo más realista posible, en sus estándares, para entendernos, en algunas ocasiones lo lograban, y otras, en cambio, conseguían el efecto contrario: ser totalmente irreales, algunas llegando incluso hasta ser surrealistas.
Y sí, ya se que miro esto desde 2024, y no es justo ni objetivo (ni yo pretendo serlo), pero es que esta película opta por lo segundo, pudiendo haber optado por lo primero. Y lo hace de muy mala manera. Podría haberlo hecho igual, pero de otro modo. Y no, antes de que nadie me lo diga en los comentarios, no todas las películas del cine quinqui eran así. Las hay que sí que optaban por lo primero (les saliera bien o no), pero en el caso de ésta es ir directamente a hacer daño al espectador.
Y ni siquiera voy a comparar con otras películas de la época que no eran cine Quinqui y también se manifestaban en contra de la Dictadura, porque no hace falta, pues como ya he dicho, este subgénero cumplía una necesidad en particular para un público concreto que en el mejor de los casos sabía lo que había pasado en España y/o sus familiares, y su existencia se entiende perfectamente en su contexto.
Esta película no hay por dónde cogerla, o más bien, es difícil saber de dónde cogerla. A pesar de estar basada en personajes y hechos reales, la película sólo se centra en una cosa: ser una retahíla de violaciones, una detrás de otra, mostradas como si fueran los capítulos de una serie. Una serie de las de antes en las que los capítulos eran todos iguales, y sólo cambiaban las tramas y los actores secundarios, hechas nada más que para el consumo rápido a través del lucimiento de sus actores protagonistas. Aquí ni eso.
El filme no se corta con nada, va en plan suicida con todo (o mejor dicho, con todo lo que le interesa realmente), y aparte de ser casi todo una sucesión de violaciones, lo hacen de manera que se muestre el máximo tiempo posible, no ya sólo los cuerpos desnudos de las chicas agredidas a lo largo del metraje, sino cómo les ordenaron actuar a esas actrices. Pues si una violación es ya de por sí uno de los crímenes más abyectos que existen, las actrices que interpretan a las agredidas como mucho protestan verbalmente. En cuanto a los actos, se muestran como colaborativas con sus agresores, y lo peor es que se nota mucho que a esas actrices les indicaron que debían actuar así. Que no se me entienda mal, ojo. Sé perfectamente que puede haber casos de violaciones en los que la víctima pueda excitarse y tener un orgasmo, pero esto no es más que un acto involuntario del propio cuerpo, que no significa en ningún caso que la mujer agredida de turno lo esté disfrutando ni mucho menos. Y me fastidia decir esto, porque habrá a quien le sirva de excusa para empezar a hablar de “denuncias falsas”, o de que si a ellas les gustó realmente y lo disfrutaron. Tenemos mucho incel suelto, sobre todo en España.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hay una de las agredidas, por ejemplo, que sale en una parte como que uno de los agresores se la está imaginando, porque lo lleva allí la policía porque la mataron, y sale la chica sola y desnuda, retorciéndose de una manera que no resulta creíble con lo que quieren mostrar, parece consentido y se nota que ordenaron acla actriz actuar así, y lo que es peor, que esa escena está hecha para mostrar cacho más que otra cosa. Y ya he dicho que lo siento por hablar desde 2024, pero es que hacen una total banalización de lo que supone una violación. Incluso hay momentos en los que casi romantizan a los protagonistas y los ponen como mártires. Pobrecitos, es que el mundo les ha hecho así. Madrugan todos los días, pero no para levantar España, sino para violar (de ahí el título tan imbécil que le pusieron). Es cierto que este tipo de cine se centraba también en mostrar la miseria a la que estaban sometidos los jóvenes de la época, y hay cine quinqui en el que se consigue de buena manera, pero es que aquí, en lugar de mostrar la crudeza de la historia y de sus personajes, y su complejidad a través de sus agresiones, éstas sirven más para enseñar cacho a la cámara, y lo que es peor, intentar crear una suerte de complicidad entre los agresores protagonistas y los espectadores, a pesar de su final moralmente tibio (luego iremos a eso). Y las miserias que padecen sus protagonistas no son más que en realidad confrontaciones que tienen con sus padres, muchas normales en la adolescencia (porque me parece que en la película se menciona que los protagonistas son menores de edad), o al menos, la película lo reduce a eso. Es decir, que banalizan las agresiones, no sólo cómo mandaron actuar a aquellas actrices, sino que la película muestra más de lo necesario, en el sentido de que dicha sucesión de escenas de violación, que es lo que es en realidad el filme, está hecho más para ver a las chicas sin ropa, y si es en una situación sexual, pues mejor. Y que ellos hacen lo que hacen cada mañana por el resentimiento que tienen hacia sus padres, la manera que tienen de rebelarse. Si en algún momento esto pretendía ser una metáfora de que se rebelaban contra la Dictadura, y que los padres de ellos representan a la misma, no les salió bien, la verdad. Anda, mira, volviendo a lo de antes, éstos sí que tienen “asusntos pendientes con papi”. Hoy, en 2024, sería esta suerte de “pre-manada” los que acusarían de eso a las chicas que no quieran tener nada con ellos. Si hay algo bueno de esta película en ese sentido, es que predijo la masculinidad frágil que hoy observamos tanto por las redes sociales. Bueno, aunque hay que decir que hay un caso concreto en el que sí que se sale de lo normal, y es que uno de los protagonistas mantiene relacionas sexuales con su hermana (la única chica del grupo de lobos), que está embarazada, y a la que el padre de ambos prostituye. Esto se dice explícitamente en el filme, no lo digo yo.
Hay también otra escena, hacia el final de la película, que es otro motivo más por el que digo cuál era una de las verdaderas intenciones de esta película. Yo no sé si en la Barcelona de la época (donde se desarrolla la trama) se hacía, y si era así, espero que ya no se haga, porque es mucho más que denigrante para las mujeres, y con el ritmo que lleva la película una vez llegado a este momento en particular, de verdad otra vez que lo siento por analizarla con mentalidad de 2024, pero es que esta película ha envejecido muy mal. Más que eso. Pero hay hacia el final una especie de festival en el que hacen como una especie de concurso con mujeres en topless, para ver, según entendí, quién tiene los mejores pechos. Y aparece un grupo de mujeres en topless danzando en círculo delante de un jurado. Y en el fondo, se ve un cartel colorido del concurso, festival, o lo que sea, en el que dice, cito: “Sólo hay que enseñar las tetas, no vayamos a pasarnos ahora”. Machista hasta para la época, diría yo.
Hay también otra escena, hacia el final de la película, que es otro motivo más por el que digo cuál era una de las verdaderas intenciones de esta película. Yo no sé si en la Barcelona de la época (donde se desarrolla la trama) se hacía, y si era así, espero que ya no se haga, porque es mucho más que denigrante para las mujeres, y con el ritmo que lleva la película una vez llegado a este momento en particular, de verdad otra vez que lo siento por analizarla con mentalidad de 2024, pero es que esta película ha envejecido muy mal. Más que eso. Pero hay hacia el final una especie de festival en el que hacen como una especie de concurso con mujeres en topless, para ver, según entendí, quién tiene los mejores pechos. Y aparece un grupo de mujeres en topless danzando en círculo delante de un jurado. Y en el fondo, se ve un cartel colorido del concurso, festival, o lo que sea, en el que dice, cito: “Sólo hay que enseñar las tetas, no vayamos a pasarnos ahora”. Machista hasta para la época, diría yo.