Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Rodrigo del Alcázar:
4
Drama Una banda de delincuentes formada por cuatro chicos y una embarazada se dedican a secuestrar jovencitas para después violarlas. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Esta película aúna lo peor de dos subgéneros del cine español de la época, que son el Cine Quinqui, y el Cine del Destape. Es cierto que ambos, durante la Transición, desempeñaron un papel que era necesario para las circunstancias que se vivían en aquellos años, y que pasaron en cuanto se consolidó la Democracia, pero hay que admitir que, a pesar de su esencial papel, ambos subgéneros son, por separado, dos épocas oscuras del cine patrio. No solo hoy, en 2024, por lo que se muestra en ellas, sino por lo que ya representaban en la época: el no ser más que una contestación manifiestamente abierta contra la represión ya acabada (o no, según el caso), ejercida de forma revolucionaria tanto en la forma como en el contenido. Vistas desde hoy, y analizadas en frío, podría incluso hasta decirse que fueron arrebatos surgidos desde lo más hondo del estómago a modo de celebración, unas veces, y otras como una exacerbación hacia la Dictadura. Hacer lo que antes no se podía, tan sólo porque “puede hacerse”, y si para ello no hay que tener mesura ni sentido, o resultar al mismo tiempo desagradables y quedar como unos ridículos, pues nada, adelante, “porque podemos hacerlo”.

Centrándonos concretamente en el cine Quinqui, éste fue un subgénero, cuya una de sus principales características fue el realismo de las tramas y de sus personajes, estando muchas de ellas basadas en personajes y hechos reales, pudiendo decir incluso, a veces, que fue más una crónica negra del revulsivo de aquellos años a nivel social, y más especialmente entre los jóvenes, centrándose en la delincuencia y las drogas; unas veces retratándolo como la miseria que era, otras romantizándolo.

Sea como fuere, otra característica principal de este tipo de cine fue el de ser disruptivo a cualquier precio. Y hay que subrayar lo de “a cualquier precio”, pues a pesar de los elementos reales que pudieran tener estas películas, algunas de ellas no eran más que espectáculos grotescos y vomitivos, centrándose más en lo que se podía hacer ahora en el cine, que en contar un historia o desarrollar unos personajes. Un “mira, fastidiáte, que ahora puedo hacer esto, y antes no”, como ya he dicho, al precio que sea. Porque no hay que confundir ser crudo y realista, con ser desagradable y asqueroso, cosa que sí que hacen en esta película. Muchas veces estas películas, queriendo ser lo más realista posible, en sus estándares, para entendernos, en algunas ocasiones lo lograban, y otras, en cambio, conseguían el efecto contrario: ser totalmente irreales, algunas llegando incluso hasta ser surrealistas.

Y sí, ya se que miro esto desde 2024, y no es justo ni objetivo (ni yo pretendo serlo), pero es que esta película opta por lo segundo, pudiendo haber optado por lo primero. Y lo hace de muy mala manera. Podría haberlo hecho igual, pero de otro modo. Y no, antes de que nadie me lo diga en los comentarios, no todas las películas del cine quinqui eran así. Las hay que sí que optaban por lo primero (les saliera bien o no), pero en el caso de ésta es ir directamente a hacer daño al espectador.

Y ni siquiera voy a comparar con otras películas de la época que no eran cine Quinqui y también se manifestaban en contra de la Dictadura, porque no hace falta, pues como ya he dicho, este subgénero cumplía una necesidad en particular para un público concreto que en el mejor de los casos sabía lo que había pasado en España y/o sus familiares, y su existencia se entiende perfectamente en su contexto.

Esta película no hay por dónde cogerla, o más bien, es difícil saber de dónde cogerla. A pesar de estar basada en personajes y hechos reales, la película sólo se centra en una cosa: ser una retahíla de violaciones, una detrás de otra, mostradas como si fueran los capítulos de una serie. Una serie de las de antes en las que los capítulos eran todos iguales, y sólo cambiaban las tramas y los actores secundarios, hechas nada más que para el consumo rápido a través del lucimiento de sus actores protagonistas. Aquí ni eso.

El filme no se corta con nada, va en plan suicida con todo (o mejor dicho, con todo lo que le interesa realmente), y aparte de ser casi todo una sucesión de violaciones, lo hacen de manera que se muestre el máximo tiempo posible, no ya sólo los cuerpos desnudos de las chicas agredidas a lo largo del metraje, sino cómo les ordenaron actuar a esas actrices. Pues si una violación es ya de por sí uno de los crímenes más abyectos que existen, las actrices que interpretan a las agredidas como mucho protestan verbalmente. En cuanto a los actos, se muestran como colaborativas con sus agresores, y lo peor es que se nota mucho que a esas actrices les indicaron que debían actuar así. Que no se me entienda mal, ojo. Sé perfectamente que puede haber casos de violaciones en los que la víctima pueda excitarse y tener un orgasmo, pero esto no es más que un acto involuntario del propio cuerpo, que no significa en ningún caso que la mujer agredida de turno lo esté disfrutando ni mucho menos. Y me fastidia decir esto, porque habrá a quien le sirva de excusa para empezar a hablar de “denuncias falsas”, o de que si a ellas les gustó realmente y lo disfrutaron. Tenemos mucho incel suelto, sobre todo en España.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rodrigo del Alcázar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow