Media votos
7,6
Votos
282
Críticas
62
Listas
3
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Laura:
8
6,8
33.118
Drama. Intriga. Thriller
Tom Ripley (Matt Damon), un joven empleado de una empresa de servicios de Manhattan, pide prestada una chaqueta de Princeton para tocar el piano en una fiesta. Cuando el rico propietario de la casa charla con él, Ripley le hace creer que es amigo y compañero de universidad de su hijo Dickie (Jude Law); entonces, el padre ofrece a Tom mil dólares si va a Italia y convence a Dickie para que regrese a casa. Cuando conoce a Dickie, que es ... [+]
28 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patricia Highsmith es posiblemente una de las escritoras que cuenta con mayores adaptaciones cinematográficas. Muchas veces cantidad no es igual a calidad, pero en el caso de las películas basadas en la obra de la norteamericana hay tres que cuentan con un gran respaldo. En primer lugar se puede mencionar Extraños en un tren (Alfred Hitchcock, 1951), después llega la reciente y maravillosa Carol (Todd Haynes, 2015) y por último, aparece El talento de Mr. Ripley (Anthony Minghella, 1999).
El caso que nos ocupa es el de El talento de Mr. Ripley, una cinta que narra las peripecias de un joven del montón, que gracias a sus dotes para la mentira y la usurpación, consigue inmiscuirse en las vidas de una estirpe de ricachones americanos. No obstante, lo que en un inicio parece cosa de un buscavidas sin noción de los límites, se acaba convirtiendo en algo más parecido al macabro plan de un psicópata. Como se puede deducir en El talento de Mr. Ripley el protagonismo absoluto lo ostenta Tom Ripley (Matt Damon). Un Tom Ripley, al que desde su inicio Minghella va a presentar siguiendo la narrativa tradicional del doble.
Más en planoamericano.wordpress.com
El caso que nos ocupa es el de El talento de Mr. Ripley, una cinta que narra las peripecias de un joven del montón, que gracias a sus dotes para la mentira y la usurpación, consigue inmiscuirse en las vidas de una estirpe de ricachones americanos. No obstante, lo que en un inicio parece cosa de un buscavidas sin noción de los límites, se acaba convirtiendo en algo más parecido al macabro plan de un psicópata. Como se puede deducir en El talento de Mr. Ripley el protagonismo absoluto lo ostenta Tom Ripley (Matt Damon). Un Tom Ripley, al que desde su inicio Minghella va a presentar siguiendo la narrativa tradicional del doble.
Más en planoamericano.wordpress.com
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En la primera secuencia Tom va a adquirir una identidad sobre la marcha, movido por las circunstancias y en el segundo tramo va directamente a usurpar la identidad de un muerto. Hechos que no hubieran sucedido sin la aparición del azar, que en la trama se torna fundamental. Al inicio Tom, gracias a su chaqueta prestada, es confundido, por el padre de Dickie, (Jude Law) por un antiguo compañero de universidad de su hijo, posteriormente van a repetirse los encuentro entre Tom y Marge (Gwyneth Patrow) y al final se va a producir un encuentro inesperado y muy casual en un crucero entre el bueno de Tom y Meredith (Cate Blanchett). Además la planificación juega un papel importante en el subrayado de esta conducta, gracias a planos en los que aparecen enmarcados o espejos en los que Tom se nos presenta como un ser escindido, junto al uso del vestuario de cada personaje como un elemento vertebrador en la construcción de cada identidad. De este modo, en las primeras secuencias asociamos a Dickie con sus anillos, su ropa cara y su pelo desenfadado y a Tom con sus gafas, su traje soso y su pelo repeinado. Aspectos que en un primer momento pueden parecer irrelevantes, pero que la trama enfatiza, anticipando los hechos que se van a ir sucediendo. Por ello, los anillos serán claves para descubrir a Tom, el casual encuentro inicial con Meredith nos deparará casi la única información sobre Tom (gracias a ello sabemos que su apellido empieza por R) y cuando Tom le confiesa a Dickie sus talentos, descubriremos que cuando Tom dice algo está en lo cierto (Tom falsifica las firmas con gran soltura como se irá descubriendo).
El significado del talento es otro de los elementos abordados en esta historia. Hay una secuencia muy relevante en la que Dickie le pregunta a Tom por sus talentos y éste le responde que son tres: mentir, falsificar firmas e imitar voces. En ese momento todo espectador queda encogido en su butaca, en una buena estrategia de guión, hasta que Dickie contesta que uno normalmente solo tiene un talento. Acto seguido Tom sorprende a Dickie con una genial imitación del padre de éste y Dickie queda rendido hacia su misterioso amigo. De todo esto pueden sacarse dos conclusiones. En primer lugar parece que cuando llevas una conducta ilegal lo mejor es decir toda la verdad, ya que ante una verdad aparentemente tan sincera, nadie puede dudar. Y después, uno llega a preguntarse si a todo puede llamárselo talento y si uno puede alabar el talento de alguien para acometer conductas reprobables. ¿Es un talento la mentira? ¿Tiene mucho talento el que logra millones a costa de la hacienda pública? Quizás más bien se trate de pillería y ausencia de remordimientos.
Aunque por mucho que su falta de escrúpulos consigue que Tom se codee con la jet set, él no deja de ser un chico obsesionado y acomplejado. Tom quiere ser como Dickie en todo y como sabe que eso es imposible, nada de lo que hace consigue contentarle por completo. Es tal la obsesión que llega a sentir por Dickie, que sus sentimientos pasan a transitar por los senderos del amor. Momento en el que el donjuán y muy machito Dickie, empieza a distanciarse de él y focalizar su atención en su amigo Freddie (Phillip Seymour Hoffman). Porque aquí nadie es completamente bueno o malo. Dickie es una víctima, pero no deja de ser un niño bien, caprichoso que, como dice Margaret, reparte sus afectos de forma interesada y sin reparar en los daños emocionales que puede causar.
Una muy digna adaptación de la obra de Patricia Highsmith, con un elenco interpretativo que no pasa desapercibido. Matt Damon está más que correcto en su papel de tipo “normal” con una doble cara. Jude Law brilla con luz propia metiéndose en la piel de un vividor con aura. Phillip Seymour Hoffman arrolla, como acostumbraba, en sus pocas apariciones. Y quizás los mayores déficits se encuentren en el elenco femenino. Gwyneth Paltrow está muy monótona y Cate Blanchett bastante desaprovechada.
Más en planoamericano.wordpress.com
El significado del talento es otro de los elementos abordados en esta historia. Hay una secuencia muy relevante en la que Dickie le pregunta a Tom por sus talentos y éste le responde que son tres: mentir, falsificar firmas e imitar voces. En ese momento todo espectador queda encogido en su butaca, en una buena estrategia de guión, hasta que Dickie contesta que uno normalmente solo tiene un talento. Acto seguido Tom sorprende a Dickie con una genial imitación del padre de éste y Dickie queda rendido hacia su misterioso amigo. De todo esto pueden sacarse dos conclusiones. En primer lugar parece que cuando llevas una conducta ilegal lo mejor es decir toda la verdad, ya que ante una verdad aparentemente tan sincera, nadie puede dudar. Y después, uno llega a preguntarse si a todo puede llamárselo talento y si uno puede alabar el talento de alguien para acometer conductas reprobables. ¿Es un talento la mentira? ¿Tiene mucho talento el que logra millones a costa de la hacienda pública? Quizás más bien se trate de pillería y ausencia de remordimientos.
Aunque por mucho que su falta de escrúpulos consigue que Tom se codee con la jet set, él no deja de ser un chico obsesionado y acomplejado. Tom quiere ser como Dickie en todo y como sabe que eso es imposible, nada de lo que hace consigue contentarle por completo. Es tal la obsesión que llega a sentir por Dickie, que sus sentimientos pasan a transitar por los senderos del amor. Momento en el que el donjuán y muy machito Dickie, empieza a distanciarse de él y focalizar su atención en su amigo Freddie (Phillip Seymour Hoffman). Porque aquí nadie es completamente bueno o malo. Dickie es una víctima, pero no deja de ser un niño bien, caprichoso que, como dice Margaret, reparte sus afectos de forma interesada y sin reparar en los daños emocionales que puede causar.
Una muy digna adaptación de la obra de Patricia Highsmith, con un elenco interpretativo que no pasa desapercibido. Matt Damon está más que correcto en su papel de tipo “normal” con una doble cara. Jude Law brilla con luz propia metiéndose en la piel de un vividor con aura. Phillip Seymour Hoffman arrolla, como acostumbraba, en sus pocas apariciones. Y quizás los mayores déficits se encuentren en el elenco femenino. Gwyneth Paltrow está muy monótona y Cate Blanchett bastante desaprovechada.
Más en planoamericano.wordpress.com