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España España · MADRID
Voto de Laura:
10
Drama Historia dramática que recorre 12 años (2002-2013) de la vida de Mason (Ellar Coltrane) de los seis a los dieciocho. Durante este periodo, se producen todo tipo de cambios, mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores, desilusiones y momentos maravillosos. Un viaje íntimo y basado en la euforia de la niñez, los sísmicos cambios de una familia moderna y el paso del tiempo. (FILMAFFINITY) [+]
27 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño de unos cinco años tumbado sobre el césped mira las nubes mientras suena una canción de Coldplay. Éste es el comienzo de una película que todo el mundo recuerda por sus doce años de rodaje. Pero más allá de prodigios técnicos, esta película es sobre todo un canto a esos pequeños momentos que conforman la vida de las personas. Es una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre la importancia del momento y sobre la madurez a la que tarde o temprano todos llegamos.
Parece recurrente el tema del paso del tiempo en la filmografía de Linklater (famosa es su trilogía que comenzaba con “Antes del amanecer”), pero es aquí donde alcanza su esplendor con un preciso y casi invisible uso de la elipsis que hace que el espectador vaya olvidando personajes secundarios en el transcurso de la película (el primer amigo de Mason o aquellos que forman parte de su vida). En doce años todos evolucionamos y el director parece apostar, a medida que avanza en la película, por más planos largos, sin olvidarse de los primerísimos planos o de los silencios.

Sin duda destacan los numerosos cambios del protagonista que sirviéndose de su aspecto físico nos muestra su estado de ánimo. Pero en Boyhood todo es de verdad, al contario de otras películas como” El curioso caso de Benjamin Button”.

El director demuestra ser un gran melómano y aquí consigue que la música vaya evolucionando a la par que el protagonista (desde “Yellow” de Coldplay a “Deep blue” de Arcade Fire). Otro gran acierto del director es permitir que Mason no acapare todo el protagonismo y podamos también disfrutar de la evolución de otros personajes, por mucho que Lorelei, la hija del director quisiera que matara a su personaje.
Boyhood es una película realista que llega al espectador gracias en parte a un guión sencillo en el que cada personaje habla de forma natural y a unos personajes normales de clase media con sus problemas y sus pequeñas victorias diarias y con los que todos nos podemos identificar. Un niño fantasioso que se va aficionando a la fotografía, una madre divorciada que lucha por sacar adelante a su familia o un padre ausente que intenta hacerlo lo mejor posible. Una familia que no vive en la glamurosa Nueva York, sino que se va desplazando por toda Texas. Unos personajes que van creciendo, madurando y tomando decisiones.

Esta visionaria película se aleja de la grandilocuencia y se centra en pequeñas conversaciones o situaciones que muchas veces calificamos de insignificantes, pero que van conformando nuestra visión del mundo, como explicaba su director, “tu base política queda marcada por pequeñas charlas en casa”.

Linklater nos retrata el pasado reciente sin melancolía. Como recordaba en el pasado festival de Berlín “rehuí el drama, quise captar pequeñas conversaciones, la vida” y esto provoca que tras las casi tres horas de duración, acabemos suplicando que Mason coja un tren para recorrer Europa como hacia Jesse en Antes del amanecer y podamos seguir disfrutando de la magia de Boyhood.
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Laura
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