Profanación nos regala una nueva entrega de estos dos detectives que han sido relegados al Departamento Q; una especie de limbo en el que acaban aquellos casos pendientes de resolver o archivar. Lo que en un principio debería haber sido un castigo para el gente Morck, dado lo difícil de su carácter, se convierte en todo un reto de investigación a lo largo del tiempo por una Dinamarca cenicienta y turbia que nos muestra lo más sórdido del sueño escandinavo.
Siguiendo la línea marcada por su primera parte, Misericordia(la cual recomiendo ver antes de ésta), poco nuevo vas a encontrar. Quizás Assad; el compañero; pierda un poco de protagonismo y la incorporación de la secretaria sea más anecdótica que otra cosa. No obstante la trama, a pesar de enseñar los dientes desde el principio guardando pocas sorpresas, se mantiene interesante todo el metraje.
¿Por qué bajar del interesante al pasable en la votación? Pues por lo ridículo de algunas propuestas a medida que se acerca el clímax; cómo la seducción por parte de la ´sin hogar´ en un club de copas, la aparición de 50 sombras de Grey nórdicas o la escena final con esos tigres rugiendo en post-producción.
Para echar una tarde entretenida sin más.