No era un proyecto fácil. Cuando en 1939 la Metro producía una de las cintas infantiles más emblemáticas de todos los tiempos, de dejaba un legado cuya sombra iba a planear en cualquier abordaje futuro del mundo creado por Lyman Frank Baum e inmortalizado a través de la figura de Judy Garland. No en vano, el irregular Tim Burton se estrelló hace pocos años con la recuperación de otro clásico infantil:" Alicia en el país de las maravillas".

La primera propuesta de Sam Raimi es sumergirnos en una fantasía visual realmente admirable, en uno de los mejores y más fascinantes diseños d e producción de los últimos tiempos. Pero al contrario de la mencionada cinta de Burton, esta inclusión en el mundo de "Oz" sabe jugar con excentricidad de los personajes en ella mostrados, y frente al manierismo interpretativo de Johhny Deep se aporta una sobriedad efectiva en los rostros de James Franco, Rachel Weisz y Michelle Williams que saben transmitir veracidad a unos personajes de por sí muy inverosímiles.
No hay en Oz un respiro para el espectador que pronto se ve transportado a un mundo de fantasía y juego en líneas generales sabiamente administrado aunque con algún retroceso en la parte final de la película. Carente de detalles de mal gusto, es un espectáculo sugerente para todas las edades y un cierto hito del cine infantil contemporáneo que sin lugar a dudas ha alcanzado en el ámbito de la animación una calidad argumental notable (aunque quizá más asimilable por un público más adulto del que , en principio, estaba destinado ese tipo de cine), pero que en realizaciones "de carne y hueso" se veía lastrado por una preocupante falta de originalidad.
A disfrutar con ella