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España España · MADRID
Voto de ALVARO:
4
Thriller. Acción. Aventuras Bond ha dejado el servicio secreto y está disfrutando de una vida tranquila en Jamaica. Pero su calma no va a durar mucho tiempo. Su amigo de la CIA, Felix Leiter, aparece para pedirle ayuda. La misión de rescatar a un científico secuestrado resulta ser mucho más arriesgada de lo esperado, y lleva a Bond tras la pista de un misterioso villano armado con una nueva y peligrosa tecnología.
4 de octubre de 2021
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para muchos de nosotros James Bond es una especie de Woody Allen bis: te ha dado muchas satisfacciones, no te pierdes ningún estreno suyo, a pesar de que sabes que hace mucho tiempo que dejó de ofrecerte lo que esperas de él; guardas la secreta esperanza que te devuelva aquello que tanto te gustó en su momento aunque internamente sabes que es casi imposible. No es culpa de nadie realmente, como los grandes equipos todo tiene fecha de caducidad y la de 007 se produjo hace mucho tiempo con una gloriosa excepción: Casino Royale.

Existe una cierta unanimidad en alabar la etapa de Daniel Craig como Bond. Es cierto que su inicio fue espectacular con la referida película de 2006 y que en sus películas se ha dado al personaje unos matices que, posiblemente, han permitido su subsistencia. Pero no dejo de pensar que esa trascendencia soterrada, ese aire grandilocuente, ese pasado oscuro y atormentado, el empeño en definitiva de parecer querer psicoanalizarlo entre tanta pelea y mamporro termina por resultar cargante. Porque con esa línea lo que se ha conseguido es que el personaje pierda sus esencias esenciales; Bond ha sido siempre un golfo amoral con mucho encanto y mala leche. Querer entender permanentemente porque es así, y que secretos oculta en el fondo resulta prescindible. Casi se echa de menos ese juerguista que creó Roger Moore en los años 70 y que Pierce Brosman retomó en los 90. Y resulta curioso comprobar como la visión del personaje de Timothy Dalton (el Bond más injustamente subvalorado de todos) fue vapuleada en su día por ser considerada muy "seria" y ahora se alaba permanentemente esa misma idea pero llevada bastante más allá de lo deseable.

"Sin tiempo para morir" es larga, muy larga. Hay mucha explosión, mucha pelea, pero su trama es enrevesada y no está muy bien narrada. No es una historia que dé para casi tres horas. A su protagonista le pesan los años de manera cantosa. La cinta además, comete para mí un sacrilegio muy propio de esta última etapa que es la convertir a los villanos en una figuritas cargantes y ridículas, con un aire afeminado que no viene a cuento y que los hace más irritantes que amenazadores.

Seamos sinceros: desde la excelente e incomprendida "Licencia para matar" (1989) solo dos entregas merecen tenerse en cuenta: "Goldeneye" (1995) y "Casino Royale" (2006), no por accidente los dos primeros trabajos de los actores que heredaron el rol. Porque cada nueva etapa con distinto actor permite abrir vías en función del mismo, pero como en definitiva la vaca no puede ordeñarse mucho más....una vez pasada la innovación primeriza, los argumentos flojean y esos intentos permanentes de actualizar al mito y ajustarlo a los nuevos tiempos terminan por no resultar convincentes.
Craig se despide del personaje con un nota alta en cuanto al desafío de mantener la rentabilidad del mito. Pero a costa de desnaturalizar algo el mismo. Otra cosa es que dé para más.
ALVARO
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