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España España · MADRID
Voto de ALVARO:
8
Drama. Romance Una mañana de invierno un maduro norteamericano y una joven muchacha parisina se encuentran casualmente mientras visitan un piso de alquiler en París. La pasión se apodera de ellos y mantienen relaciones sexuales en el piso vacío. Cuando abandonan el edificio, ambos se ponen de acuerdo para volver a encontrarse allí, en soledad, sin preguntarse ni siquiera sus nombres. (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su día escandalizó al mundo; vista hoy produce casi risa el revuelo que causó. Su sexualidad atrevida para la época la convirtió en un icono de la contracultura, una obra rompedora de moldes que no dudaba en bucear en los sentimientos más primarios de los seres humanos.
Quizá no había para tanto, pero hay que situar esa conmoción en el mundo en el que la película se estrenó, en 1972 exponer en la pantalla de forma diáfana relaciones sexuales entre un hombre maduro y una cuasi-adolescente resultaba casi una herejía, como el hecho de abordar con naturalidad desnudos en la pantalla. En cualquier caso, resulta simplemente una consecuencia de la finalidad última del filme: reflejar la angustia, la desespertación de una persona en su mediana edad que entra en el abismo existencial tras una tragedia; la muerte de su mujer.

Y más que en ninguna otra cinta la figura de Marlon Brando domina la función. Su consolidada tendencia al exhibicionismo alcanza aquí su máximo explendor. Toda la película gira en torno a su interpretación, memorable para muchos, insoportable para no pocos. Si en "El padrino" su escasos minutos en pantalla causaban impacto pero al mismo tiempo permitían el lucimiento del resto del reparto, en la obra de Bertolucci parace imposible que salga de la pantalla ni un minuto. Él es la película.
Junto a Brando María Scheider nos aporta la sensualidad femenina necesaria para complementar al astro. Nunca el cine le volvió a otorgar una oportinidad semejante. El resto de secundarios más bien sobra. Lo que no sobra sin embargo, son dos elementos claves para la memoria del filme: la esplendorosa fotografia de Vittorio Sttorano y el saxo de Gato Barbieri creando una banda sonora emblemática.
Atrevida, irritante, genial para unos y plomiza para otros. Que cada uno saque sus consecuencias.
ALVARO
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