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Voto de andrepaolosnyder:
9
Drama A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. (FILMAFFINITY)
14 de julio de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ausencia de “color” de la película, hace que podamos vislumbrar la muy bien lograda iluminación, contrasta blancos muy brillantes con negros oscuros. Esto crea una atmosfera tenue, un tanto sombría; calles enladrilladas con faroles a los extremos; un espacio sombrío, húmedo ubicado en lo hondo de la ciudad, rodeado de comercio descontrolado, industrias, maquinas y opacado por el denso humo proveniente de estas; el hospital, en contraste, resulta ser blanco, limpio, hay gente ilustrada en varios campos, un paraíso, no obstante resulta ser permeado por el licor, lo grotesco, la ignorancia y la avaricia reinante en la gente de afuera. El circo es un espacio salido de toda lógica, una especie de limbo, no, es una propia estructura paralela a la ya establecida, el lugar de convergencia de ambos mundos, con el fin de mirar, burlar y en ocasiones ofender a aquellos fenómenos, monstruos que no se hayan, ni son admitidos en aquella intolerante sociedad.
Muy buenas actuaciones, Antony Hopkins hace que su papel sea verosímil; la interpretación de John Hurt es conmovedora, logra meternos en el propio Joseph, y todas las demás también, (Wendy Hiller sobretodo) se llevan los créditos, en general goza de un muy buen reparto.
Algo típico de mi forma de ver la obra de Lynch es analizar las escenas individualmente, aquí podemos ver cómo la presentación que realiza el cuidandero de Joseph en su casa al doctor Treves, puede llegar a contagiar la escena del Club Silencio en la película Munholland Drive. Aquel momento en que la cámara se introduce en el agujero del costal que cubría la cara de Merrick y nos metemos en sus sueños, una pesadilla propia de Lynch, las industrias, las maquinas, en oposición a la libertad de la persona, en medio la sociedad y la imagen que tiene de Joseph, elefantes por doquier, nos recuerda a la escena de apertura, el encuadre se va acercando a los ojos del retrato de la madre, acto seguido elefantes, caminando, en filas, en manada, asechando; en un momento su mirada queda en el centro del campo visual, contrastada por dos elefantes, el lente se detiene por unos segundos, esto marca el inicio, la madre como figura engendradora y los elefantes como determinantes de toda la historia. Otro momento memorable fue cuando al igual que los elefantes emboscaban a la madre, las personas en el tren de Londres hacían lo mismo con aquel sujeto diferente, lo perseguían, señalaban, él indefenso al igual que ella, en el piso gritaba, “¡Yo no soy ningún monstruo! ¡No soy un animal! ¡Soy un ser humano! ¡Soy una persona!” mientras tanto lloraba; el director pone un lugar común, la exclusión padecida por diferencias de distinta índole, posiblemente estaba influido por la fuerte condición de racismo que se presenciaba en Estados Unidos, dicha escena es un llamado a la aceptación y la inclusión, a hacernos ver que lo verdaderamente relevante es la humanidad que compartimos, no las diferencias, en lo que respecta a la convivencia con los otros y las otras.
andrepaolosnyder
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