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Argentina Argentina · Córdoba
Voto de Roberto:
1
Drama Los Weston viven en una gran mansión en las afueras de Pawhuska, en Oklahoma. La desaparición del padre en extrañas circunstancias hace que la familia se reúna y que todas sus miserias salgan a la luz. Adaptación al cine de la obra de teatro homónima ganadora de un Tony, que a su vez adapta una novela ganadora del Premio Pulitzer en 2008. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2014
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui rápido a ver "Agosto", por ese montón de buenos actores. "Escándalo americano" me había desilusionado como película pero admiré la bravura de las actuaciones, inspiradas y plenas. Pero este Agosto es un mamotreto, un amontonamiento de lugares comunes, de golpes bajos mal hechos, de personajes caricaturizados al extremo, de actores compitiendo para ver quién se lleva el Oscar, de momentos "graciosos" para aflojar que dan pena. A la pobre Juliette Lewis encima le han dado un personaje que parece sacado del museo del estereotipo. Y Julia Roberts, ah, tan alisada y ronca, con sus raíces de canas sin teñir. Y Chris Cooper debatiéndose sin lograr lo que quisiera, y los demás exasperados y haciendo mil mohines cuando les toca el plano, como Benedict Cumberbatch. Menos mal que Sam Shepard está poco en pantalla. Y, por primera vez, no, segunda, porque ya en "África mía" el trabajo de Meryl Streep para mí fue feo, detesté su actuación, llena de muecas y de sorpresitas: siempre mete una risa o una carcajada en medio de las frases serias, subraya cada palabra de un modo entre magistral y obvio, se le ve siempre la cámara detrás o delante... Sus tonos quejumbrosos son afectados, convencionales en medio de tanta filigrana diestra. En fin, podría seguir y seguir... Corre por el campo agitando los brazos como un molino de viento como si eso fuera expresivo y quedara bonito, luego aúlla y se retuerce a su modo especial, luego se muestra humana y tan simple, luego llora y la lagrimita cae justo, luego tambalea, tartamudea, se choca contra los muebles, hace preciosos gestos raros con las manos, que siempre están en movimiento convulso. Es tan omnipresente su personaje que cuando no está se la extraña, a pesar de los excesos. Ya me pareció que no tenía necesidad de haber hecho a la Thatcher... ¿qué puede lograr ahora, hacer a Mahatma Gandhi, como le bromearon una vez? Además la película no es un melodrama de Douglas Sirk, con Robert Stark o Ruth Roman o Rock Hudson o Dorothy Malone: aquí se trata de una mala obra de teatro, copiada mal de Strindberg, Ibsen, Tennessee Williams, etc. Pero claro, los actores se emocionan ante personajes tan gritones, y se quieren apoderar de esos roles premiables. Una película que brilla por su poca verosimilitud, por su exceso, por su egocentrismo estallado. Pésimo cine. Salí irritado con todos y todas. Ah, olvidaba: ¡esa musiquita dulzona de Santaolalla! Cada paisaje con su notita. Ah... Qué pena.
Roberto
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