'Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas' es una película narrativamente más sencilla de lo que se cree, asistimos a los últimos momentos de Boonme y todas esas secuencias como la del búfalo, la princesa y demás son recuerdos de sus vidas pasadas mientras siente que se va apagando la presente. Eso no quita que fuera de la narrativa la película se mueva por terrenos misteriosos.

El tempo y la cadencia cinematográfica de directores como Tsai Ming Liang o Weerasethakul es un tema del que se habla mucho, a mí me parece genial que adapten su cine a su propia persona, a su ritmo, ya que no es una obligación seguir los cánones del cine, en el que un plano de más de un minuto es una salvajada, aquí se consigue crear a través de ese ritmo unas sensaciones y emociones que no se logran con los otros, dotan a sus imágenes de una cierta trascendencia y belleza por la simple fascinación que ejercen sobre el espectador. Además no es más que la visión más naturalista dentro del cine, ya que una persona en su vida real puede estar mirando embelesado durante cinco minutos a alguna persona o lugar. Es la visión real hecha cine, y que mejor paradoja que descubrir que un espectador está durante dos horas mirando sin casi pestañear una pantalla en un estado cercano a la hipnosis.

Una película impresionante a nivel visual, con unos paisajes y una ambientación de ensueño, pura magia cinematográfica, el cine más fiel a nuestro cerebro en el que existen los engaños que produce nuestro subsconsciente y que los expande a través del sonido de la selva, haciendolos casi palpables.

Una delicia, muy densa, un homenaje al cine y a sus directores desde la misma diferencia y lejanía en la que se encuentra Apichatpong Weerasethakul.