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España España · Móstoles
Voto de Samizdat:
4
Fantástico Tras la muerte del zar Pedro III, Satán cree que el equilibrio entre el bien y el mal se ha desestabilizado, para ello envía a la Tierra a un representante, Farfa, que guarda un parecido asombroso con Pedro III. Su misión es tomar el poder del zar asesinado, y para ello le manda a una región pequeña y pobre donde Pedro III era muy querido, Montenegro. Pero las cosas no saldrán como Satán planeaba... (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es frecuente (hasta donde yo sé, que es bastante poco) el género fantástico en el cine yugoslavo, por lo cual la curiosidad me llevó hacia esta película. Sin embargo, debo decir que me ha resultado bastante decepcionante.

El título en español sería algo así como "El hombre que debe morir"; lleva también el subtítulo de "La leyenda de Esteban el Pequeño". Fue dirigida por Veljko Bulajic, director de origen montenegrino que tuvo su momento de esplendor en los años 60 y que aún hoy continúa en activo (su última película es de 2006), autor de uno de los grandes éxitos del cine yugoslavo, el filme bélico "La batalla del río Neretva" (1969). El punto de partida de "El hombre que debe morir" es un curioso episodio de la historia de Montenegro. En el último tercio del siglo XVIII, un campesino dálmata se hizo pasar por el zar de Rusia Pedro III, asesinado poco antes, y se convirtió en gobernante del pequeño país balcánico, con el nombre de "Esteban el Pequeño". Reinó desde 1767 hasta 1773, hostigado por las grandes potencias de la época (el Imperio Otomano, el Imperio Ruso y la República de Venecia).

En la película se cuenta esta historia con una buena dosis de elementos fantásticos. En el contexto de una "guerra fría" entre los poderes del Cielo y del Infierno, el asesinato de Pedro III representa un retroceso para los demonios; para restaurar el equilibrio, proyectan volver a poner en el trono de Rusia a un doble del zar asesinado, que es en realidad un demonio de baja categoría que busca promocionarse. Así que lo envían a Montenegro para que desde allí inicie su reconquista del Imperio ruso. De ahí en adelante, la película se centra en las andanzas de Farfa, el demonio menor enviado a los Balcanes, y en las decisiones que éste toma, no siempre acordes con los deseos de sus patrones subterráneos.

De hecho, lo más atrayente de la película son las imágenes que en la primera parte describen la vida en un Infierno gris y burocratizado (que puede simbolizar perfectamente los Estados del socialismo real), así como la sátira del poder de la Iglesia, en todo equivalente a su contrapoder infernal. De algún modo se está hablando de la política de bloques de la guerra fría, en la que la Yugoslavia de Tito escogió una tercera vía, alternativa tanto al bloque estadounidense como al soviético.

A pesar de que su arranque sobrenatural parece promisorio, la película termina siendo bastante aburrida y predecible. El componente fantástico está demasiado subordinado a la alegoría política como para que la trama logre interesar.
Samizdat
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