Quizás fuese la hora de la sesión. O tal vez, como menciona un compañero en otra crítica, que me esperaba algo más al estilo "Gladiator" en versión vikinga. El caso es que me resultó una de las películas más infinitamente largas y lentas que he visto nunca. A pesar de que disfruto como el que más con películas en las que básicamente no pasa nada ni se dice nada, donde es el espectador el que debe esforzarse para "leer" algo, ésta pasa la raya hasta caer en un abismo de nada.

La historia se resume en un guerrero fuerte, hábil, ágil, inteligente, y mudo, esclavo de un clan que lo usa como gladiador contra los de otros clanes para hacer pequeñas apuestas. El guerrero se escapa junto con un niño, se unen a un grupo que pretende viajar a la reconquista de Tierra Santa y llegan a un territorio salvaje y peligroso. Eso es la película con demasiado detalle incluso, y con alguna exageración.

De admirar son los paisajes, por supuesto, impresionantes como postales, y la atmósfera creada en ocasiones. Incluso el uso de filtros de color. Y hasta aquí puedo leer.
Dejando aparte los fallos o rarezas argumentales (¿en serio pretenden llegar a Tierra Santa en una barquichuela casi sin provisiones? ¿En serio entran del mar a un río sin necesidad de viento ni remos?), la película es tan inane que casi ni es. Se diría que es introspectiva pero no hay nada que "introspeccionar". Los personajes son planos y están más muertos que vivos aunque un par de frases de un par de ellos casi al final traten de darles motivación. La lentitud y escenas de mirar al infinito permiten admirar el paisaje, la naturaleza primitiva, un rato pero hasta eso aburre rápidamente. La escena de la barca, de opresiva atmósfera en un primer momento, acaba siendo desesperante, casi buscando el mando para cambiar de canal.

Técnicamente trabajada, de localizaciones admirables, como película resulta tan prescindible y vacía que bien podría haber sido un folleto de postales. Y eso que no pintaba mal.