En el increíble Hulk se echa de menos, sobre todo, la independencia de tramas anteriores o posteriores. Tan sólo un breve flashback al comienzo de la peli nos deja intuir cómo el protagonista se convierte en la bestia, y aunque rápidamente nos hacemos con la trama, me sentí en clara desventaja con respecto a los espectadores de la primera película. Sé que no tengo derecho a reclamar nada, así que enmendaré el comentario diciendo que, en realidad, se deja disfrutar perfectamente aunque no supieses quién es Hulk hasta que te lo contaron en la cola del cine.

Muchas escenas huelen al King Kong de Peter Jackson desde lejos, con ese rollo de bestia incomprendida por todos salvo por la chica, que a su vez es la única que consigue calmar su rabia incontrolable. Sin embargo no deja de ser una peli entretenida, aunque al precio que están los cines últimamente, se siente uno mejor si acude el día del espectador.

Un detalle bastante curioso es que el malo, un agente especial dirigido por el pentágono, sea justo un agente británico "prestado" temporalmente por su graciosa majestad. Una estupenda forma de redondear una trama en la línea "héroe americano".