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España España · Lleida
Voto de Uma:
7
Thriller. Drama Nueva York, año 1981 -según las estadísticas, el año con más crímenes y atracos de la historia en la ciudad-. El inmigrante hispano Abel Morales (Oscar Isaac) y su mujer Anna (Jessica Chastain) han conseguido sacar adelante con éxito su empresa de distribución y venta de gasóleo. Ahora están a punto de lograr la última pieza de su sueño americano: comprar un cotizado terreno frente al río Hudson, un enclave que les permitirá expandirse ... [+]
10 de julio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene mucho mérito esta película en muchos aspectos. De entrada, es una película de aire gansteril que consigue desprenderse de muchos de los tópicos de un género que desde que Martin Scorsese metiera brillantemente sus manos en él, parecía hecho del mismo molde una y otra vez, siempre con los mismos personajes violentos e imprevisibles, con las mismas vidas desesperadas que caen al vacío presas de excesos, con el mismo aire estético y temático. Chandor ha apartado sin pudor todo eso de su película, y ha construido ladrillo a ladrillo un drama humano contenido, siempre expectante, en el que la tensión proviene del argumento y no de personajes disparados por la coca.

Puede que en realidad sea un salto al pasado, una revisión de clásicos de los setenta, con personajes más fríos, que dejan el histrionismo para los hechos de los que son víctimas. Pienso en "French conexion" de William Friedkin o en "El principe de la ciudad" de Lumet. Volvemos a calles sucias de suburbios, a coches enormes, a los abrigos ochenteros que definen a quienes los llevan. La mirada de este director es impecable y preciosa, aun cuando muestra la cara más fea de la ciudad. La visión que muestra es menos ambiciosa que los clásicos mentados, es esta una película mucho más básica, mucho más íntima. Aunque ello no impide que aparezcan verdaderas audacias de dirección, cual indicios de un talento innegable.

Esta película cuyas señales apuntan a la violencia (ya desde el título), parece huir de ella constantemente, como huye de los excesos, y esa lucha interna que libra para lograrlo se contangia a todo, a la forma y al fondo resultando a la postre una película de una violencia subyacente y próxima, invisible, como un ente que rodea y asfixia a los personajes y que, aun ausente, dispara la tensión. Los espacios escogidos, incluso los interiores (exceptuando la barbería, un homenaje al cine puro de gangsters algo vulgar), incentivan visualmente esa ausencia inquietante. Vease la casa en la que vive la pareja, de pasillos y puertas difíciles de ubicar, o el bosque despoblado de hojas que rodea la casa.

Oscar Isaac hace un papel extraordinario, se carga la película a las espaldas con su porte calmado, su voz suave y su mirada penetrante. Convence al espectador como convence a los que trabajan para él, a pesar de su visión heróica de la vida, a pesar de sus objetivos, que parecen imposibles en un mundo sucio hasta la saciedad. Ese personaje duro y a la vez algo quijotesco le da una humanidad a la película que consigue activar las emociones en los suburbios helados. Esta película pertenece a Oscar Isaac, como le pertenece al señor Morales aquello que defiende en las calles del Nueva York de 1981, el año más violento de la historia reciente de la ciudad.

La radio nos habla de crímenes que no vemos. Las elipsis sostienen estructuralmente esta película, como los engarces del collar de perlas de los que hablaba el maestro en "Cautivos del mal". Un mes y tres días. Eso es todo. En invierno. Jessica Chastain, que está estupenda, acompaña esta historia añadiendo su dosis de violencia invisible. Es una pantera rabiosa, con un ADN criminal, agazapada a la espera de dar un zarpazo. Los zarpazos aparecen aquí y allá avisando del terremoto. Solo los ojos tranquilos del señor Morales nos calman en esta jungla de asfalto. Las situaciones aquí abedecen a su contexto, y no siempre tienen consecuencias, son explosiones que no vienen del argumento, sino de los personajes, que avanzan y retroceden, que tratan de mantener sus convicciones hasta el final, pero que dudan y a veces claudican, fingiendo que no es así.

Vence quien tiene que vencer en una película en la que, quiero pensar (simplemente porque me encanta el personaje), no hay tanto un alegato sobre la corrupción, sino el sobrio y apasionante relato de 33 dias cruciales en la vida de un hombre. 33 días que cambiarán su vida para un lado o para el otro. El drama puede que resida en una sutil ironía final: aquello que buscas es precisamente aquello de lo que huyes.
Uma
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