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España España · Lleida
Voto de Uma:
8
Western Estado de Wyoming, a finales del siglo XIX. Shane, un hastiado pistolero, llega a la granja de los Starretts, un matrimonio con un hijo que, al igual que los demás campesinos del valle, se encuentra en graves dificultades, pues el poderoso ganadero Rufus Ryker pretende apoderarse de sus tierras. Cuando Ryker se entera de que Shane es un hábil pistolero, le propone que trabaje para él. Ante su negativa, contrata a Jack Wilson, un ... [+]
16 de octubre de 2010
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
El western es un gran invento hollywoodiano. Consiste en coger un drama, una comedia una tragedia o lo que apetezca y ubicarlo en un tiempo y un espacio con una iconografía muy precisa en la que convergen, llevados al límite, los valores fundamentales de nuestra sociedad occidental y su código ético. Los que tenemos más de treinta y cinco años creemos que nos educaron en las escuelas cristianas del final del franquismo y de la transición, pero en realidad fueron los westerns los que nos proporcionaron nuestro código de valores. Sí, es cierto, exagero un rato. ¿O no tanto?

Es solo una teoría.

En esta ocasión, tenemos un drama. La historia es sencilla, podría ubicarse en nuestros días, y tener por protagonista a un drogadicto, o a un corruptor de menores, o a un político corrupto. El efecto no sería el mismo. La transparencia y la solidez de los estereotipos en las películas del oeste, su caracter mítico, añejo, les convierte en símbolos reconocibles, exentos de matices. Sus actos son predecibles, los de los buenos y los de los malos. Son cartas de un poker descubierto. Hoy eso puede parecer catastrófico, posiblemente por eso el western sea hoy un genero pasado de moda. Ese código de valores hoy está en crisis, y con él, aquellos personajes que lo encarnaron.

Simplicidad y transparencia. Esas eran las claves del western. No hacía falta más cuando el honor, la dignidad, la decencia, la lealtad, el orgullo, etc. eran todavía palabras creíbles, que no provocaban la risa. Hoy nos mola más el sarcasmo, preferimos la parodia, pero solo como tapadera, porque en el fondo, los grandes valores, los héroes, son lo que nos sigue emocionando. Solo que hay que dar un gran rodeo para llegar a ellos, hay que disfrazarlos.

"Shane" hace un recorrido inverso al que vemos en las películas actuales. Es una película simple y transparente. Las cartas con las que juega están a la vista. Utiliza toda la iconografía del género. Un jinete solitario que llega por la pradera. Un conflicto entre ganaderos y agricultores. Un pueblo. Un saloon. Los malos y los buenos. Y Shane, el hombre que no puede huir de su pasado, de su naturaleza. En este caso no es un corruptor de menores, sino un pistolero, un asesino a sueldo. Debajo de esa simplicidad, de esa iconografía trillada, está el drama. El de los parias, el de los antisistema, el de los que no encajan. El retrato de una sociedad compleja y racista que se vale de lo más rastrero para eliminar lo podrido que hay en ella, para mantener sus valores de decencia y dignidad.

El cine de hoy utiliza el drama para alcanzar los viejos valores.
El western se valía de los viejos valores para alcanzar el drama.

¿En cuál de los dos está la hipocresía?
Uma
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