La nueva comedia francesa sigue dando historias pretendidamente políticamente incorrectas en temas como la política, la sociedad multirracial y, sobre todo el sexo. Aunque realmente son de una ingenuidad e inocencia manifiesta.

Será porque cuentan todo con naturalidad y como sin darle importancia. Es el estilo que desde Amelie les está dando resultado para dejar atrás los dramas sociales de arte y ensayo que convirtió al cine francés de los 80 en carne de festiva para minorías.

No se si será mejor o peor, pero al menos es entretenido y fresco. Además, sus actores son cada vez más reconocibles.