Con perlas como la del título de mi crítica, la protagonista consigue lucirse y ser hasta adorable, pero no todo es eso.

Resulta que esta chica vive en la mansión Playboy, pero por una nota que le manda otra coneja envidiosa - haciéndose pasar por el vejestorio verde, anunciándole que se pire - ésta debe abandonar todo aquello ya mismo.
A partir de ahí, a buscarse la vida. Qué casualidad que va a parar a un campus con 5 ó 6 cardos gordas, cojas, feas y mudas, entre otras cosas, que luego, ¡claro está!, las convierte en cisnes. Pero enfrente está el campus de las rivales, todas ellas guapas y malvadas... ¿Qué continúa? ¡Pues que se maten entre ellas!

Blablabla, no estoy contando nada interesante ni nada que no hayamos visto en otras películas, aunque eso sí, puede verse porque es agradable, dentro de su frivolidad, pero ¡stop! Ahí acaba todo.