Si consideras que "la cerveza con zumo de tomate es el desayuno de los campeones", probablemente.

Si nada humano te es ajeno, sin duda.

¿Por qué es una gran película?

Porque narra una historia tan dura como hermosa, porque es extremadamente humana, porque a pesar de estar protagonizada por perdedores, es optimista. Porque el guión es un prodigio y me creo lo que me están contando. Porque los actores (magníficos todos, secundarios incluidos) y Nueva Orleans y las imágenes y los sonidos, logran que padezca y disfrute con ellos desde el primer al último fotograma.

Porque la habré visto cuatro o cinco veces y (vaya) siempre se me escapa alguna que otra lagrimita del goce de poder contemplar como las vidas de otras personas -tan ajenas y sin embargo tan próximas- me tocan las fibras sensibles como pocas películas lo hacen; y todo ello sin necesidad de estridencias: una buena historia, unos excelentes intérpretes y una tan sabia como discreta dirección. Y porque, básicamente, estoy de acuerdo en que “el infierno es el camino más corto para alcanzar el cielo”.

Si vives rodeado de libros, esta es tu película.