Eso es lo que nos ofrece en esta cinta Wong Kar Wai. Un director diferente a los demás, que posee la capacidad de innovar que no es poco.
My Blueberry Nights desvela poco a poco, a través de una puesta en escena muy original a caballo entre la road movie y la nocturna Nueva York que respira y que se mueve entre trenes, luces de neón, colores brillantes y tartas de frambuesa en bares de simpaticos dueños que guardan llaves de clientes, historias de amor y desamor, de personajes perdidos que se encuentran y otros que jamás lo harán, desgranando y entrelazando a partes iguales cada historia. Partiendo de un desamor que rasga cual cuchillo a Norah Jones, ésta comenzará un viaje por Estados Unidos trabajando en bares y Casinos conociendo casos similares al suyo, personajes con su particular drama personal, para volver con unas cuantas experiencias más a la espalda, que enriquecerán y marcarán esa búsqueda de uno mismo que emprende el personaje.
Esto es interesante, diferente en la manera que es contada y sutíl y poético en muchas situaciones. Jude Law resulta encantador y afable, Natalie Portman convence en cada plano, Rachel Weisz encaja como en un molde con su papel tormentoso y casa a la perfección con David Strathaim en su rol de atormentado. Aquí tendremos posiblemente la historia que más cala de todas las que se cuentan, donde casi palpas la desesperación de ese policía borracho que acude al bar cada noche diciendo que será la última.
Las demás historias no nos harán partícipe de la misma manera, y muchas veces la sensación de que no se entrelaza demasiado bien es evidente. La duracíon de la historia es adecuada, siendo peligroso alargarla más de lo necesario teniendo el cuenta el modo en el que está contada.
Una película de encuentros, desencuentros, desamores, tristezas, añoranzas, recuerdos, pérdidas inevitables...de la vida en general. Un estilo diferente el de Kar Wai. Muchos silencios, planos fijos, palabras que no se dicen pero se piensan.
El estilo narrativo es arriesgado, y eso hace que todo el interés que estábamos poniendo en una historia se pueda esfumar en la siguiente, provocando así una montaña rusa de sensaciones. Se trata de un cine distinto que captará tantos amantes como detractores.
Interesante fórmula digna de elogio, con algunos altibajos en su desarrollo, pero valiente en su desenvoltura.
Trenes, neones, sueños, lágrimas, silencios...todo eso es Wong Kar Wai.
Una pieza diferente que hay que visionar.