Que buen sabor de boca queda cuando uno visiona una cinta de esas que rezuman buen hacer por todos los costados, que tiene una moraleja bien contada, actores excelentes y una historia de valores bastante perdidos. Pues ese es el caso de "Red", que con ese corto nombre y una historia que falsamente puede parecer simplona y manida, llega a unas cotas de excelencia bastante altas.
El gran Brian Cox ofrece una interpretación sobria, contenida, sufrida, de esas en las que cada gesto cuenta. Un gran aplauso para este genial actor.
La puesta en escena es de una simpleza brutal, pero no hace falta más. El perro del protagonista es cruelmente asesinado por un joven despiadado y de familia poderosa, y el protagonista no quiere dinero o favores a cambio: solo la verdad y algo de redención por parte del chico. Pero el padre resulta ser aun más despreciable que su hijo y no atiende a razones. El señor Ludlow tendrá que apelar a sus conciencias de otras maneras.
Se hace retrato de una sociedad enfermiza, donde cualquier hecho brutal es perdonable si se tiene poder y una posición adecuada. Y las consecuencias son rotundas para todos, incluido para un hombre que por encima de todo solo busca verdad, y un atisbo de justicia.

Pero siempre hay un nuevo amanecer, por muy hondas que sean nuestras cicatrices.
"Red" hace reflexionar y brinda a dedicar tiempo a pensar en ella cuando termina. Gran parte de la culpa de esto hay que echársela a Brian Cox una vez más. Pero, ¿quien puede culpar a Brian Cox sin antes quitarse el sombrero en su presencia?

Gran película, buena historia, trasfondo social importante...pulsad el Play ya, amigos.