Bueno, bueno, bueno...debo decir que cuando me aventuré a ver este experimento de Phoenix no sabía muy bien que me iba a encontrar. Y lo cierto es que uno al principio se siente tan perdido como el mismo personaje que interpreta tan fascinantemente el actor. Porque si tiempo después de la filmación del mismo, Casey Affleck declaraba que se trataba de un falso documental, uno no sabe si darle el Oscar al amigo Joaquín o mandarle directamente al psicólogo. Permítanme invitarle por mi parte a recoger la estatuilla...
Después de tener en vilo a medio mundo de la farándula, de gritar a los cuatro vientos que dejaba su carrera de actor para dedicarse al rap (cosa más estúpida no escuché jamás) Joaquín nos mete un derechazo en la mandíbula y nos deja con cara de póker y meándose de la risa al terminar de grabar esto.
Verdaderamente todo lo que hace Phoenix en el documental es creíble. Su comportamiento es totalmente absurdo y propio de un desequilibrado mental en reiteradas ocasiones, pero...que gran interpretación. Un tipo que se queda con todo Hollywood de esta manera no merece más que una larga ovación.
Cierto es que hay personajes que se ve que andanen el ajo, véase Ben Stiller, pero las conversaciones con Diddy y los encuentros que mantiene con él no tienen desperdicio. Luego están las tan comentadas escenas del sexo oral con la prostituta y la de consumir drogas...que por supuesto dan más bombo al asunto, pero nada que no se pueda ver ni que escandalice a nadie a estas alturas.
Todo el documental es como una patada en la boca a mucha gente. Muchos de los actores del mundillo que retiraron la palabra a Phoenix cuando supieron de sus estrafalarias actitudes, seguramente le aplaudirán cuando sepan que estaba interpretando. De eso se trata en este negocio al fin y al cabo. Y es que el año perdido de este actorazo ha dado para mucho más que para dejarse esa barba de náufrago.
La aparición en el show de Letterman, la extraña forma de comportarse del actor, incluso los bajones que padece continuamente son absolutamente creíbles. Me imagino a Affleck y a Phoenix partiéndose la caja tras rodar algunas escenas, mientras en sus actor públicos muchos conocidos suyos pensarían "pobre hombre, se ha vuelto totalmente loco..."

Seguramente no gustará a todo el mundo y se trata de un documental muy especial, pero si sirve como rasero para evaluar un trabajo de interpretación, cierto es aquello que dijo alguien del mundo especializado de "El trabajo de Phoenix hace que Marlon Brando parezca un aficionado".

Hay que verla sabiendo tomársela a broma y admirando la enorme interpretación de Joaquín. Una pequeña joya en bruto, y una lección a la industria de cómo al menos, ser original y arriesgado.