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Voto de Miguel Moreno:
8
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2011
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, hay que destacar una cosa, y es que Alex tiene los huevos más grandes que los del caballo de Esparteros por rodar algo así.
Se trata de un film que, desde luego, lleva claro el sello de la Iglesia. Las dos Españas están presentes aquí. En todo momento. Con esos excelentes títulos de crédito. Con un Carlos Areces, borracho de amor, enloquecido. Con un Antonio de la Torre enorme, el payaso más terrible que te eches a la cara. Con Santiago Segura tumbando fachas a golpe de machete. Con Carolina Bang como la chica frágil enamorada de quien no debe, el detonante para resquebrajar las dos Españas, la de Areces y la de Antonio, tan enfrentadas, tan similares, tan dolorosas.
Un niño criado en el circo en medio del telón de una guerra civil, un payaso a la fuerza por las circunstancias. Un payaso que no hace reír, que no tiene ni puta gracia. Lo mismo que aquella guerra que asoló un país, sin gracia ninguna.

Casi todo es exceso en Balada triste. Es también una delirante y original manera de recordar la historia de nuestro país. Recordarla con un tremendo y negro sentido del humor (no me canso de la escena del chiste) y de la locura más retorcida y terrible (El punto de inflexión y reconversión del personaje de Areces).
Todo ello aderezado con el sello "de la Iglesia" en todo momento. Es posiblemente una película demasiado personal, excesiva y enloquecida, pero en todo momento interesante. En su extravagancia reside su encanto. No es tampoco para todos los públicos, seguramente podrás odiarla o amarla. Prácticamente igual que Raphael y su balada triste, poderosa motivación para el personaje de Areces, un icono de la época.
Yo me quedo con lo mejor (de la película y de aquellas dos Españas que son como dos cicatrices): La metáfora hecha película. Y esa apoteosis de locura en lo más alto del valle de los Caídos. Nadie gana al final, todos perdemos. Igual que en la historia de España de aquellos años nefastos que aquí rescata Alex.

Y al final, frente a frente, dos payasos. Uno ríe y otro llora. Las dos Españas, el mismo dolor.

Alex, ole tus huevos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Moreno
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