A El Dorado hay que reconocerle que es una grandísima película, tal vez merecedora de un diez pero, es que se parece demasiado, los personajes son calcados, las situaciones son las mismas. Está bien que hay dos o tres cosas diferentes pero a uno no se le va de la cabeza Río Bravo en ningun momento, que mal.

John Wayne es un actor extraordinario, una pena que no consiguiera ningun Oscar en su dilatada carrera (sobre todo viendo el listado de ganadores, donde sobran bastantes), pero bueno, al fin y al cabo no es más que una medallita que al final no sirve más que para subirse a uno el ego, mejor que no te lo dieran.

Volviendo a la película, tal vez haya más acción que en Río Bravo pero pierde bastante en el tono de comedia que tenía su hermana mayor. Parece que quisieron darle un tono más serio a la cinta y, por ejemplo, al abuelete le hacen perder bastante, aunque sigue siendo muy gracioso. Otro defecto, si se le puede llamar así, es el tono acartonado del vestuario, es como si se hubiera sacado de una tienda de disfraces, no hay polvo, no hay barro, todos están limpitos como la patena.

El Western es un genero singular, o te gusta o no te gusta, a mi personalmente me gusta bastante y por ejemplo, ver una película de este tipo siempre, o casí siempre, asegura pasar un rato bastante agradable sin necesidad de ver chorreones de sangre, miembros amputados o conversaciones soeces que, por lo general, no vienen a cuento.

Total, si no se ha visto Río Bravo, RECOMENDABLE. Y si se ha visto, RECOMENDABLE igualmente.