Luo Xuanwu regresa a su ciudad natal, Kaili, debido a la muerte de su padre. Ello le hará aún más presente el recuerdo de su amante, Wan Qiwen, a quien no ha olvidado desde que ella desapareció sin dejar rastro. Luo emprende entonces una búsqueda obsesiva de la joven.

Bi Gan, nacido en Kaili, la misma ciudad donde transcurre la mayoría de la historia, dirige este su segundo largometraje. Se ayuda del novelista Chang Ta-Chun para escribir el argumento y transcribirlo a guion; de hecho, de Ta-Chun es la idea de dividir la película en dos partes, la segunda, de casi una hora de duración, rodada en un plano secuencia y en 3D. Para la ayuda en la dirección Bi Gan se sirvió de la colaboración notable de tres cineastas, Yao Hung-I, Dong Jinsong y David Chizallet.

El film mezcla realidad con recuerdos distorsionados y ensoñaciones, contra lo que no tengo nada en absoluto, es más, si el resultado es bueno lo considero todo un alarde artístico y técnico digno de ser considerado; pero en esta película no creo que la mezcla de esos tres elementos esté del todo bien hecha, veo, en mi opinión, que le faltan engranajes para que esa conjunción resulte bien acabada.

Bi Gan es aún muy joven, 28 años durante el rodaje de este film; para dominar la técnica de la dirección cinematográfica, y está claro que apunta muy buenas maneras para llegar a ser, al menos, un buen director. Para conseguirlo lo primero que considero que debe hacer es dotarse de un estilo, o al menos, maneras propias. Declararse gran admirador de Andrei Tarkovski me parece muy bien, pero tratar de dirigir como el genio ruso lo hacía, incluso utilizando no solo algunos de sus mismos símbolos, sino también con su mismo significado (el agua estancada para Tarkovski significaba ruina, para Bi Gan, igual. Ruinas que muestra además literalmente, algo que también hacía Tarkovski, pero en un contexto mejor definido que Bi Gan), más que una referencia me parece una falta de personalidad. Más solapada se muestra la influencia de Wong Kar Wai, en 'Deseando amar', pero al joven director le falta el lirismo de aquel y le sobra frialdad. Incluso ha elegido como título a su trabajo el de, quizá, la mejor obra teatral de Eugene O'Neill.