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Voto de Juan Ignacio :
7
Bélico. Drama Año 1945; los japoneses están a punto de firmar la paz en Birmania. Un soldado, admirado por sus compañeros porque toca el arpa, es nombrado mediador japonés. (FILMAFFINITY)
19 de septiembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una compañía militar japonesa se bate en retirada, en Birmania, cuando su país está a punto de firmar su rendición. Al frente de dicha compañía se encuentra un capitán graduado en el conservatorio de música. El militar ha enseñado canciones populares a sus hombres, que estos cantan para ver elevada su moral. Como único músico cuentan con el cabo Mizushima quien se ha fabricado un instrumento parecido a un arpa birmana que toca con maestría. La capitulación llega justo antes de que sean aniquilados por las tropas británicas; poco después reciben la noticia de que un pequeño contingente de su país resiste inútilmente en lo alto de una montaña próxima; el capitán envía al mencionado cabo para que trate de convencerles de que la guerra ha terminado. Pasa el tiempo y el arpista no regresa...

Película dirigida por Kon Ichikawa sobre guion escrito por Natto Wada (escritora y esposa del director) basado en la novela homónima de Michio Takeyama.

Obra que ha pasado por ser uno de los máximos exponentes del antibelicismo en el cine, aunque no hay que limitar su mérito tan solo a ello. A la hora de analizar un filme basado en una obra literaria, si se conoce esta, es difícil no hacer comparaciones en cuanto a calidades, yo no lo voy a hacer, pero sí quiero indicar algo que considero importante: A pesar de que la novela no es larga, 186 páginas en español en la publicación de Ediciones del Viento, la que yo he leído, creo que debió ser difícil pasarla del papel al celuloide, la cronología narrativa de la novela resulta obvio que no se podía mantener, y exponer su parte de fantasía y filosofía tal como está escrito hubiese hecho demasiado extenso el metraje que en un principio ya le pareció largo a la productora (originalmente fue de 144 minutos, que para su lanzamiento internacional fue reducido a 116 en contra del parecer del director), y es ahí donde veo la raíz de la mayor deficiencia de la película que, entre su recorte en tiempo y la propia síntesis de la obra literaria, resulta un tanto abrupta, el espectador puede sentir que algo falta en el relato, se advierte entre unas secuencias y otras un salto.

El cambio vital que experimenta el cabo Mizushima expone dos formas opuestas de ver, de asimilar y de vivir la existencia: la de la acción (reflejada por el militarismo y el deseo de trabajar por reconstruir el país una vez que la derrota se ha producido) y la de la contemplación religiosa (en este caso la de un bonzo). Ichikawa expone ambas y no toma partido por ninguna de ellas, dando a entender que ambas son necesarias en el devenir humano; si bien lo hace desde una visión nacionalista, el sufrimiento mostrado es únicamente el japonés, algo que en la novela no es del todo así, en ella se habla del dolor en general ocasionado por la guerra, al tiempo que Takeyama, sin aborrecer del mundo a su alrededor, el existente en 1946 cuando escribió la novela, critica el abandono de la espiritualidad generalizado en su país. No obstante, como gran mérito del filme, hay que resaltar la brillante exposición que se hace de la esperanza y el espíritu de resurgimiento, en el caso de los supervivientes, y la de la compasión hacia el recuerdo de los fallecidos y sus restos mortales en el del cabo reconvertido en monje budista.

Buena dirección, sobre un guion que no está a la altura del argumento, como ya apunté, en la que además de su composición escénica resalta su sobriedad. La fotografía de Minoru Yokoyama y la música de Akira Ifukube son notables. En el apartado interpretativo creo que hay poco que destacar.
Juan Ignacio
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