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Voto de Juan Ignacio :
7
Drama Una niña de 6 años y sus amigos pasan el verano en un pequeño motel muy próximo a Disneyworld, mientras sus padres y el resto de adultos que les rodean sufren aún los efectos de la crisis. (FILMAFFINITY)

1 de marzo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las afueras de Orlando (Florida) hay un gran número de moteles para alojar a los turistas que acuden a visitar Disney World. Además de turistas, y algún trabajador eventual, también se alojan personas que no tienen posibilidad de pagarse el alquiler de un apartamento; en este último caso se encuentra la joven Halley, que ha sido despedida de su trabajo de stripper, acompañada de su hija, Moonee, de seis años, quien ajena al drama de su madre, y al de tantos otros a su alrededor, no va a desaprovechar la oportunidad de pasarse un verano estupendo con niños de su edad.

Sean Baker dirige esta película cuyo guion ha escrito junto a Chris Bergoch, con quien ha firmado casi todos sus trabajos.

El argumento es bueno, cargado de un fondo social que muestra a personas que en el conjunto de la sociedad quedan en un segundo o tercer plano: los pobres, no de solemnidad (pueden llegar a serlo), pero sí personas que han caído del escalón de la clase media al perder el empleo, como en el caso de Halley, o tener uno mal remunerado. Esto, al unirlo en la narración con las vivencias de unos niños en sus primeros años de infancia disfrutando de sus vacaciones estivales, y que encima la acción se desarrolle junto al famosísimo parque de atracciones, hace que tenga un gran efecto de choque en el espectador, sin duda es el mejor acierto de este filme. Lo que sucede es que tan buena idea hay que desarrollarla, primero en el guion, y luego en el rodaje; entonces es cuando el público aprecia que el producto queda por debajo de lo esperado, y debido a varios motivos. La narración es premiosa, si bien el propio Baker la dota de mayor dinamismo en la sala de montaje, y algo reincidente en cuanto a la galería de travesuras infantiles. Abusa, un defecto que se da con bastante frecuencia en el cine 'indie', de la steadycam, y eso es algo que cansa al espectador, ¡cuándo se darán cuenta! Por otra parte los personajes, salvo los de Halley, Moonee y, en cierto sentido, el de Bobby, carecen de contenido, parecen meros bosquejos.

La desgracia de Halley, de verse sin dinero, puede tocar al espectador, si bien éste nunca sabrá si el progresivo deterioro de la muchacha se debe a esa circunstancia o a un trastorno emocional previo; porque su furia contra el mundo, que a la vez se la está inculcando a su hija, no sabemos si es debido al hecho de encontrarse en paro, cuando no hace nada para encontrar otro empleo, tomando finalmente la salida menos adecuada, la más equivocada y la que producirá fatales consecuencias para la convivencia en común con Moonee; o sí su incapacidad para salir adelante, junto a su hija, es producto de un desequilibrio mental.

Creo que merece la pena hacer un pequeño apartado para incluir al personaje de Bobby, magníficamente interpretado por Willem Dafoe, ese gerente de motel, todo un manitas, hombre contemporizador siempre con toda situación problemática que se le presente en el trabajo, comprensivo con la triste realidad de su entorno, a quien le encantan los niños, a quienes protege, como si fuera su padre o abuelo, cuando los críos se encuentran lejos de la vigilancia de los suyos propios. Poco más sabremos de él, como de todos los personajes adultos de esta película, pero sí que su vida familiar ha resultado un fracaso.

Sorprendente la interpretación de Brooklynn Prince (Moonee) y magnífica la de Bria Vinaite (Halley) en su debut cinematográfico.

A pesar de sus defectos, y virtudes, lo que quedará de esta película, por encima de cualquier otro aspecto, es el bello retrato que hace de la impagable ingenuidad infantil y de la fuerza de este período de vida que te lanza siempre hacia adelante.
Juan Ignacio
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