Ésta es la última película que rodó Dreyer, nueve años después de haber rodado 'Ordet'. El director danés seguirá, hasta el final, fiel a su estilo. Largos planos secuencia moviendo la cámara tan solo lo justo, inexpresividad en sus actores, realización casi exclusivamente en interiores, juego con la luz (mucha claridad u oscuridad, según el caso) y una lentitud exasperante.

'Gertrud' nos narra la vida de una mujer de la alta sociedad, ya madura, al comienzo del siglo XX, y la obsesión de ella por encontrar al hombre que la ame de una forma absoluta, carnal y espiritualmente. Ni su marido, un político que piensa solo en su carrera, con quien ya no mantiene relaciones sexuales: ni su anterior amante, un reconocido poeta; ni su amante actual, un pianista bastante más joven que ella, le han satisfecho en ese concepto del amor que Gertrud tiene. Para ella sus amantes y marido solo la ven como un objeto de desahogo sexual.

La decisión que le comunica a su marido, al poco de comenzar la película, la terminará llevando a cabo, pero de una forma más abrupta y dramática para ella al sentirse desilusionada por su joven amor y las ganas de adquirir diversas vivencias por parte de éste y no querer atarse a ella. Al final huirá de todo convencida de que jamás encontrará al hombre que la ame de la manera que ella considera que debe ser el amor. Si bien Dreyer nos insistirá de nuevo en la obsesión de esta mujer por su concepto de amor perfecto en la última secuencia.

Excelente argumento, magnífico guión; y una puesta en escena y desarrollo personales que celebran con gran entusiasmo los seguidores de Dreyer, pero que quizá deje demasiado fríos al resto.