Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juan Ignacio :
8
Acción. Drama En el siglo XIX, en un Japón todavía feudal, un samurái llega a un poblado, donde dos bandas de mercenarios luchan entre sí por el control del territorio. Muy pronto el recién llegado da muestras de ser un guerrero invencible, por lo que los jefes de las dos bandas intentan contratar sus servicios. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Un samurái vagabundo llega a un pequeño pueblo cuyos habitantes permanecen dentro de sus casas aterrorizados por el enfrentamiento entre sus dos caciques: Seibei, comerciante de seda, y Ushi-Tora, comerciante de sake. El samurái, que se hará llamar Sanjuro, de inmediato pondrá en marcha una estrategia para limpiar el poblado de esa lacra y devolverle la paz.

Película de puro entretenimiento, la de mayor éxito de público en su país de todos los tiempos, del género western (recuerda en parte tanto a 'Solo ante el peligro' como a 'Raíces profundas'), adaptado al Japón aún feudal. Por su parte la propia 'Yojimbo' se vería readaptada tres años después por Sergio Leone en 'Por un puñado de dólares', y de forma más solapada por otras posteriores. Akira Kurosawa dijo que él se inspiró en la novela de Dashiell Hammett, 'La llave de cristal', pero la realidad es que a quien recuerda, y mucho, este filme es a otra novela del mismo autor, 'La cosecha roja'.

Kurosawa muestra su gran virtuosismo como director, aprovecha de manera magnífica la pantalla panorámica que aquí, como sí en muchos casos, no está para mostrar horizontes, sino para hacer que la atención del espectador vaya a más de un punto dentro de una misma escena. Su guion, escrito junto a Ryuzo Kikushima (con quien firmó muchos de ellos y le tuvo como productor en varias películas suyas), formalmente, no tiene nada que objetar, pero no posee el mismo peso, la misma hondura, que los de 'Rashomon' o 'Los siete samuráis'; en cambio tiene mucho humor, incluso hay secuencias que son bufas, y en algunas ocasiones ese humor es negro. Hay también toques moralistas, como el consejo que Sanjuro le da casi al final al joven que vio discutir con su padre al comienzo de la narración, y uno que denota cierta nostalgia: la secuencia en la que el protagonista entrega, contra toda lógica, su colt 45 a Unosuke manifiesta el reconocimiento de Sanjuro de que su tiempo ha pasado.

La música de esta cinta resulta brillante y muy adecuada, Kurosawa le pidió a Masaru Sato que se sintiese libre a la hora de componerla, pero que no fuera del estilo de las que solían acompañar a las películas de samuráis; Sato escogió entonces, muy acertadamente, imitar el estilo de Henry Mancini.

De Toshiro Mifune no tengo nada que añadir sobre su reconocida gran calidad interpretativa, tan solo señalar que en este tipo de películas representó para Akira Kurosawa lo que John Wayne para John Ford.
Juan Ignacio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow