Michal, de unos 50 años, y su hija Anna, 20 años, viven juntos desde que la esposa y madre, respectivamente, de ambos muriera a los cinco días de nacer Anna, llamada cariñosamente Anka por su padre. Entre los dos hay buena relación, lo vemos al gastarse bromas el Lunes de Pascua (cuando en Polonia se celebra algo parecido al Día de los Inocentes). Poco después Michal tiene que salir durante un tiempo prolongado al extranjero, encima de una mesa, debajo de su pasaporte, hay un sobre en el que se lee: "Abrir solo después de mi muerte", con la letra de Michal; en ese momento comienza verdaderamente la acción...

Cuarto capítulo de la serie 'Decálogo' que Krzysztof Kieslowski dirigió a finales de los 80 para la televisión pública polaca siguiendo, a su manera, el motivo de cada uno de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, algo que ideó el coguionista Krzysztof Piesiewicz, y en los que se muestra cómo el hombre parece obstinarse en incumplir tales preceptos divinos.

El núcleo de este mediometraje es el incesto, el cuál está presente en toda la obra casi de manera exclusiva. La pareja protagonista, padre e hija, viven una relación que para el espectador es paterno filial, hasta que Anna le dice a su progenitor que ha leído el contenido de la carta, el sobre contenía a su vez otro con una carta de la madre de Anna dirigida a ésta, que solo debía haber abierto una vez que este muriera; y, en ese momento, al regreso de Michal, la joven le declara sus verdaderos sentimientos hacia él, mostrando, tal como lo definió Carl Gustav Jung, su complejo de Electra. Esta declaración provoca la reacción del hombre que, de alguna forma, siente la necesidad de sincerarse ante Anna y mostrar su visión del conflicto. Por tanto estamos ante un escabroso argumento que Kieslowski dirige dotándole, como hace en casi todos los episodios de esta serie, de una sutil intriga, manteniendo el suspense, hasta su desenlace final, realzando de esa manera la ambigüedad existente en todos los guiones de este ciclo, con la cuál todo puede ser como parece o su contrario, si bien en este caso concreto se deja tranquilo al espectador sobre si ha ocurrido, o puede llegar a ocurrir, lo tratado como esencia del filme.

Una vez más el acabado artístico del trabajo es notable, tanto la fotografía de Krzysztof Pakulski (iluminando a los dos protagonistas y dejando con una luz muy tenue, incluso oscuro, el ambiente de su alrededor para que nada distraiga de lo que acontece); la escueta música, ese punteo de piano y violín, de Zbigniew Preisner, variando constantemente el tema principal de 'Decálogo'; así como las interpretaciones de Adrianna Biedrzynska y Janusz Gajos, demostrando una vez más la gran calidad de actores existente en Polonia.