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España España · Valladolid
Voto de Marcos B:
7
Ciencia ficción. Aventuras. Acción El USS Enterprise, la nave insignia de la Flota Estelar liderada por el capitán James T. Kirk (Chris Pine), vuelve a surcar el universo para asegurarse de la protección de la Tierra y del resto de planetas aliados. Pero la tranquilidad durará poco y el peligro acecha. La primera etapa de su misión les llevará a un territorio desconocido, y su travesía de vigilancia pronto se convertirá en una carrera por la supervivencia espacial cuando ... [+]
22 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fascinación por mirar es una capacidad innata, que dicen que se pierde con el tiempo. La fascinación por mirar varias veces un mismo objeto, está restringida a muy pocas personas. Les sucede a los niños muy pequeños, cuando sus madres les cuentan una historia, y el niño pide una y otra vez escucharla. Dicen que el tiempo merma nuestra capacidad de fascinación, y que nuestra mirada con el paso de los años, se vuelve dispersa y más difusa: viendo, pero sin ser capaz de mirar más allá, aparcando la fascinación del cuento por situaciones mundanas.

Tiene 'Star Trek Beyond' la estructura de un cuento. Sabe muy bien manejar la estructura clásica de inicio, nudo y desenlace. Esa estructura, que conocieron las casi 16000 películas del Hollywood dorado, y que de vez en cuando (cada vez menos), alguien consigue dar con las proporciones de la alquimia exacta, y dotar a la narración del tejido con el que se filman los sueños. No los sueños convencionales, sino aquellos que nos gusta repetir despiertos más de una vez. La capacidad de rescatar las viejas fórmulas del cine de aventuras, y darles forma con los recursos más modernos, sin necesidad de rasgarse las vestiduras. Sin renunciar en un ápice a que funcione el fondo y la forma. Sin lugar a dudas, el guion es la herramienta fundamental para contar historias en el cine. Si a esto se le suma un elenco de actores, en forma y pletóricos de quimica, ya tenemos más de la mitad de la película hecha.

Es cierto que dirige un acertado Justin Lin, pero es el guion de Simon Pegg, apasionado y coherente, el que hace que el cuento merezca plenamente la pena. El que logra contagiarme de ilusión, y ser partícipe de la aventura más honesta y sincera, que el Enterprise no conocía desde sus humildes inicios televisivos. La capacidad de viajar, de ampliar miras y fronteras, sin tener la sensación de que el mecanismo esté forzado. Si a esto le agregamos que la partitura de Michael Giacchino, es rica en texturas, emociones, y sabe precisamente cuando tiene que entrar, duplicamos el poder del cuento y se es capaz de avanzar más lejos, más allá.

En los tiempos que corren, aunar los efectos digitales, con una dirección artística y de maquillaje más tradicional; sin que ello moleste y repercuta en el resultado final, es de lo más difícil que una producción de género puede afrontar. Un género que se diluye en pro de valores más altos y extradiegéticos, que enriquecen lo meramente aparente: la amistad, el compañerismo, y el sentido sano de la aventura y del humor. Las miradas entre Kirk y Spock; el buenrrollismo (y más) entre razas en principio imposibles. La capacidad de hacer del espectador, un miembro más de la tripulación, y que le cueste despegarse de la butaca una vez que empiezan a desfilar los títulos de crédito.

En el arte y en la vida, querer repetir experiencia, es el grado máximo al que se puede aspirar. Querer levantar la cabeza, y volver a mirar las estrellas que nos acompañan desde la noche de los tiempos, es un acto de amor. Ir más allá, como el niño que le pide a su madre, que le cuente por la noche el mismo cuento bien contado de la noche anterior, es la felicidad máxima que una madre puede tener. No se puede ir más allá.


A Belén, esta reseña es para ella.
Marcos B
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