Puede que no haya tantas similitudes ni paralelismos entres las dos cintas, pero a mí esta notable "Slumdog millionaire" me ha recordado mucho a esa cuasigenialidad brasileña de Meirelles.

El montaje, el ritmo y la ambientación (allí las favelas brasileñas, aquí los suburbios de una ciudad india), incluso muchos de los personajes parecen reflejados en un espejo.

Sí, es cierto, "Ciudad de Dios" es mucho más cruda, más densa y más profunda: puede que sea menos elegante que la cinta de Boyle, pero definitivamente es mejor película.

Aquí el hilo narrativo lo lleva la participación de el protagonista, Jamal, en el concurso "¿Quién quiere ser millonario?"; a partir de ahí vamos recorriendo la dura vida de Jamal y su hermano en las calles de su ciudad natal y posteriormente de otras, mientras crecen y pierden pronto, prontísimo, la inocencia que cualquier niño debería conservar.

Quizás es la magnífica y sugerente (puede que demasiado bella, a fin de cuentas) fotografía o el hecho de que estemos insensibilizados contra la miseria y las aberraciones que produce en el tercer mundo, pero creo que la película no logra transmitir del todo el ambiente de pobreza extrema y desgracia que se vive en un suburbio indio. Incluso en mediocridades como "Diamante de sangre" se nos expone esa situación de forma más vívida.

El caso es que, a pesar de lo expuesto atrás y que la historia, vista linealmente, tampoco es el culmen de la originalidad (y que el final es un poco tontorrón), "Slumdog millionaire" es una muy buena película. Por las actuaciones, por la banda sonora, distinta y envolvente, por un guión hábil y sólido, por la ya mencionada fotografía, excelente y por una dirección que si bien a veces abusa de efectismo por lo general es muy agradable.

Una película notable, como decíamos al principio. Lo que, a día de hoy, no es poco.