Entretenida trama sobre la corrupción, el dinero que mueven las guerras, las deudas que generan las mismas, protagonizado por Clive Owen, que encarna el papel de un poco ortodoxo agente de la Interpol y Naomi Watts.
La trama consigue ser bastante creíble y te mantiene enganchado durante las casi dos horas que dura la película. La verdad es que la actuación de Owen es bastante buena dejando a Naomi Watts en un segundo plano en más de media película.
El final es bastante bueno e inesperado, cosa de agradecer en este tipo de thrillers.