Mientras Sergio Leone, Sam Peckinpah y Clint Eastwood nos enseñaban el lado más duro, cruel y real del lejano oeste, otros señores como John Ford o Howard Hawks, entre muchos otros, (con John Wayne a la cabeza) nos mostraban el lado más suave, más simpático y por qué no decirlo más “light” del western. ¿Y qué?.

“El Dorado” representa a esta segunda parte, en la que los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. Pero señores, no debemos quedarnos solo en eso, en “El Dorado” hay algo más, esta película desprende un gran aroma, aroma a camaradería y amistad.

Por una parte, la relación entre Cole Y J. P., en la que se respira la gran y antigua amistad que existe entre ellos. Cole no duda ni un momento en ayudar a su amigo en horas bajas, igual que hubiera hecho J. P. en caso contrario, como bien explica la muy sexy Maude en varios diálogos.

Por otro lado, la gran amistad que va surgiendo también entre Cole y Alan Trev…ejem, mejor Mississippi. Uno, un veterano pistolero de vuelta de todo, el otro, un joven inexperto que se cree que se las sabe todas, cuando en realidad está más verde que una lechuga.

Por último, no me quiero olvidar de la relación ente Cole (sí, otra vez Cole) y Nelse McLeod, éste último, metido en el ajo porque es un gran profesional y se debe al que le paga, pero parece que si por él hubiera sido, combatiría al lado de nuestros amigos.

También quiero destacar la canción introductoria que no sé si habrá sido catalogada como buena o mala por los especialistas, pero a mí particularmente me encanta.

De John Wayne, sólo voy a decir un par de cositas: No es el mejor actor, ni el más guapo, ni el más expresivo, ni muchas otras cosas más. Pero es el MÁS GRANDE (aunque sea odiado por muchos). Y además me parece vergonzoso que no recibiese ningún Oscar por sus actuaciones en “Liberty Valance” y sobre todo por “Centauros del desierto”, pero bueno, esa es otra historia…

Para acabar, decir, que en la escena en la que J. P. entra en el salón con la intención de “afinar” el piano, Robert Mitchum da una clase magistral de actuación.

Todos sabemos que Howard Hawks se plagió a sí mismo (¿Y QUE MÁS DA?) así disfrutamos el doble con “El Dorado” y “Río Bravo”, ojala lo hubiera hecho más veces y no sólo dos…

Resumiendo, una película muy, muy, muy entretenida, si te gustan los western y no la has visto, ya estás comprandola.

Gracias a estos señores por entretenernos y hacernos disfrutar con esta clase de películas, gracias.