Depende de la mente del espectador supongo. Este actor/director es un auténtico ídolo del cine de culto japonés.
Es comprensible teniendo en cuenta el tipo de cine que triunfa allá por el país del Sol Naciente, y no hay más que ver su laureada Tetsuo, la cual no he tenido oportunidad de terminar, pero que me dejó bastante estupefacto en su día.
En la cinta que nos ocupa nos presenta a un personaje sumido en la negritud más profunda (no se ve un pijo en la mayor parte de la peli) que no tiene ni idea ni de dónde está ni cómo ha llegado ni por supuesto por qué.
Grabación en digital, con planos cortísimos e iluminación paupérrima. No se, hasta que no avanza más allá de los 30 minutos (de los 50 que dura) se puede hacer aburridota, pero en la parte final la tensión está muy conseguida, y el dolor casi se hace de uno mismo, hasta un final muy japo, que me recuerda a un corto de Miike del cual no recuerdo el nombre por desgracia.
Contiene, como marca de género, sus dosis de casquería, sangre, violencia, crueldad y una buena atmósfera opresiva, sin contar con alguna sorpresilla, y algo de interprétalo tú mismo si quieres saberlo.
En conjunto no está nada mal, se ve bien, sobretodo por lo cortita que es (le enchufa media hora y hay quién se la trague sin anestesia).
Se podría considerar un sucedáneo lejano de Hostel, algo más independiente y con un presupuesto de cena de sábado por la noche.